Más ruido y más público
Miles de personas disfrutan en la Malva-rosa del VI Festival Aéreo de Valencia
Decenas de miles de personas se acercaron ayer al paseo marítimo de la playa de la Malva-rosa, en Valencia, para gozar de la fascinación que ejercen las máquinas aéreas y disfrutar de las habilidades técnicas de sus pilotos. No había medio millón de personas, como celebró optimista el relator del evento, pero había mucho más público que hace apenas un mes, cuando los bólidos de fórmula 1 rugían en torno a la dársena interior del puerto de Valencia. Y también hubo mucho más ruido, pero diverso.
Primero fueron unas elegantes y discretas avionetas. Luego toda una serie de helicópteros. De la Guardia Civil. De la Policía Nacional. Del Ejército. Un increíble Superpuma Batallón capaz de trasladar 25 hombres armados o de cargar hasta 2.000 litros de agua en una cuba colgada 30 metros de un cable. Aparatos de hasta nueve toneladas de peso que se desplazaban arriba y abajo, delante y detrás con una agilidad impresionante. Dos avionetas biplano Bücker Jungmann, el primer modelo que fabricó a partir de 1940 Construcciones Aeronáuticas Sociedad Anónima, hoy EADS-CASA; dos monoplazas Aisa I; y un poderoso North American T-6 fabricado en 1949 pusieron de relieve la tarea de conservación que desempeña la Fundación Aérea de la Comunidad Valenciana.
El VI Festival Aéreo Ciudad de Valencia contó con la participación de cinco patrullas del Ejército del Aire, un Harrier de la Armada y una patrulla del Ejército del Aire Francés.
La precisión de los paracaidistas de la Patrulla Papea levantó los mayores aplausos de los espectadores. Los cuerpos humanos encienden la pasión más que las máquinas. Pero también fue muy aplaudido el piloto del Canadair, el hidroavión que colabora en tareas de extinción de incendios, cuando saludó desde la cabina. Y los acróbatas Víctor Lleó y Anselmo Gámez hicieron las delicias de niños, grandes y muy grandes.
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