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TIPOS EN EE UU

La fiesta de la deflación enfila su final

Estados Unidos está a punto de volver a entrar en inflación. Se espera que la tasa básica de inflación aumente unos tres puntos porcentuales a finales de 2009. Los inversores tal vez confíen demasiado en que a Ben Bernanke y a sus colaboradores de la Reserva Federal no les vaya a importar.

El año pasado, el petróleo arrastraba a la baja los precios estadounidenses: 0,8%, 1,7% y 0,8% en los últimos tres meses de 2008. Un año después, la base de comparación es más baja. Eso es suficiente para invertir el signo en la tasa de variación del índice de precios: de una caída del 1,5% a una subida del 1,5%. Pero si continúa el patrón inflacionario de los últimos tres meses, la tasa anual en diciembre podría no andar lejos del 3%.

Es evidente que un cambio de tendencia así no encaja con la actual política monetaria de tipos de interés cercanos a cero. Pero muchos portavoces de la Reserva Federal dan a entender que el tipo de interés interbancario podría seguir bajo mucho tiempo.

Se supone que los tipos ultrabajos deben ayudar a fortalecer una recuperación económica inusualmente débil, luchar contra el elevado desempleo y ayudar a bancos y a consumidores a recuperar la salud. Pero los recientes datos económicos estadounidenses no son tan débiles, y la mayor parte del dinero para estímulos fiscales no se ha gastado aún.

Algunos gobernadores de la Reserva Federal ya han expresado su preocupación por los riesgos inflacionarios. En cuanto a Bernanke, ha manifestado sin rodeos que este organismo no repetirá los errores cometidos en la década de 1930, cuando unos tipos demasiado elevados ayudaron a hundir el país en una depresión. Pero ha dicho mucho menos acerca de otro tipo de política equivocada: mantener los tipos demasiado bajos durante demasiado tiempo. Ese error permitió la inflación de los años setenta. Y se repitió tres décadas después, provocando una enorme burbuja inmobiliaria, y finalmente un caos financiero.

En la actualidad podría decirse ya que las políticas monetarias ultralaxas están provocando burbujas: en los bonos de deuda pública, las acciones bursátiles, el oro, el petróleo y otras materias primas. Bernanke y sus colaboradores podrían decidir que la Reserva Federal debería abordar antes de que sea tarde el exceso de liquidez, los mercados especulativos y la posible inflación. Podría subir los tipos federales, pongamos, el 2%. Seguirían siendo bajos e incluso podrían resultar negativos en términos reales, por debajo de la tasa de inflación. Pero la fiesta de la deflación de los mercados llegaría a un final repentino y doloroso. -

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