España no tiene piedad
Ferrer y Ferrero firman un 2-0 ante Israel, un país que en todo su territorio sólo cuenta con una pista de tierra
Andrés Gimeno, campeón de Roland Garros en 1972, uno que sabe de calcetines manchados de rojo, de sudor e inquebrantable paciencia, las claves del juego sobre arcilla, resopla bajo un sombrero de paja, frente a la puerta del estadio en el que ayer España se adelantó por 2-0 a Israel en las semifinales de la Copa Davis. "A los israelíes les cuesta la tierra batida", reflexiona Gimeno mientras David Ferrer derrota a Harold Levy (6-1, 6-4 y 6-3) y antes de que Juan Carlos Ferrero venza a Dudi Sela (6-4, 6-2 y 6-0); "pero hay que ver el dobles. Me dicen que esos dos sí que juegan bien...". Esos dos son Andy Ram y Jonathan Erlich, dos tiarrones que fueron campeones del Abierto de Australia en 2008 y que han ganado los ocho últimos dobles que han disputado en la Davis. Su papel en la eliminatoria es definitivo: a las 15.00 de hoy juegan contra Tommy Robredo y Feliciano López para mantener vivas las opciones de su país, a un paso de la derrota. España ya mira hacia Porec, donde Croacia y la República Checa abrieron ayer su semifinal con un partido para la historia: el checo Radek Stepanek ganó al croata Ivo Karlovic, que logró 78 aces, el récord, por 6-7 (5), 7-6 (5), 7-6 (6), 6-7 (2) y 16-14, en 5h 59m. Israel, mientras tanto, mira hacia la tierra de Murcia y la maldice.
Hoy, en el dobles, Feliciano y Robredo pueden sentenciar el pase a la final
"No tenemos ni una sola pista de tierra en todo el país", resume con sus cuatro pelos de punta Sela, que se olvidó de la única que hay, en Herzlia, quizás porque siempre está en malas condiciones. "Este año he jugado sólo dos torneos sobre arcilla, y todo eso hace más difícil adaptarse con una sola semana de entrenamientos. La tierra requiere más de uno físicamente, los movimientos son más exigentes que sobre cemento... no estaba bien preparado".
Dolido en el antebrazo y la muñeca derecha, atendido a cada cambio por su fisioterapeuta, que le daba friegas de hielo por las piernas y los brazos, Sela resistió en el partido cuando ya no tenía fuerzas: tuvo un punto de break para igualar a cinco en la primera manga e innumerables ocasiones para adelantarse en la segunda. Su actitud marca la eliminatoria. En Israel, todo pasa por Sela. "Y viéndole luchar", dijo Ran, su seleccionador, "tengo esperanzas de que sirva de inspiración para mis doblistas. Estoy orgulloso de mis chicos, que se dejaron el corazón en la pista. Ahora más que nunca tiene sentido pensar en esta eliminatoria como un David contra Goliat".
"La tierra batida es decisiva", coincidió Ferrero, de nuevo fino de toque y juego. "Los puntos se alargan más y nosotros estamos más acostumbrados. Los israelíes juegan peor aquí, eso está claro...pero nosotros también les hubiéramos dado guerra sobre cemento". Sobre cemento y en casa, Israel derrotó en cuartos a la todopoderosa Rusia. Sobre tierra y de visitante, sin pistas para practicar siquiera en el Wingate Institute, su elitista centro de entrenamientos, está cavando su tumba. Ocurre en España. Lo ven Rafael Nadal y Fernando Verdasco, ambos lesionados, desde el banquillo: quedan tres partidos y falta un punto para que España se gane el derecho a defender el título.
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