"El público bilbaíno no tiene ningún reparo en silbarte"

Carlos Caballer presume de haber estado hasta 200 veces en el País Vasco y siempre con la misma razón: iluminar el cielo con sus espectáculos de fuegos artificiales. Cuando era pequeño, acompañaba a su padre, Vicente Caballer Zamorano, un nombre ilustre de la pirotecnia valenciana, en todos sus viajes, y desde 1988 lo hace como empresario por cuenta propia. Ayer fue el encargado de poner ritmo y color a la penúltima noche de la Aste Nagusia con una exhibición de color y ruido.

Pregunta. ¿Cuánto tiempo lleva preparar un espectáculo de fuegos artificiales?

Respuesta. Depende del lugar donde vayamos a participar, de si es un espectáculo de competición o de exhibición, pero como mínimo un mes. Primero hay que diseñar los cohetes, las carcasas, fabricarlos y luego probarlos. Si no funcionan o no te gustan, vuelta a empezar. Además, hay que sumar el tiempo que inviertes en montar el espectáculo una vez que llegas a la ciudad o al pueblo donde vas a actuar. En esta ocasión hemos estado desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde, aproximadamente. Si en vez de en la fase de exhibición compitiésemos, entonces necesitaríamos dos días: el primero para colocar las herramientas y el segundo, para el material.

P. ¿Cuántos elementos se pueden llegar a quemar en un espectáculo?

R. Es imposible calcularlo. Miles. Monitores, candelas, carcasas de todos tipos y, por supuesto, todo novedades. Si no ofreciésemos al público algo nuevo cada año, no estaríamos aquí. A Bilbao hemos traído unos colores nuevos y unos efectos que imitan a las lentejuelas.

P. ¿Cómo se porta el público bilbaíno?

R. Es muy exigente, muy crítico. Si le gusta lo que ve te aplaude, pero en cuanto se aburre o el espectáculo no está a la altura no tiene ningún reparo en silbarte. El otro día vi la exhibición como uno más, en la calle, y vi cómo abucheaban a la empresa alemana, y eso que era una de las pruebas del concurso.

P. ¿Cómo está yendo la temporada?

R. Hemos tenido de todo. En Pamplona, por ejemplo, ganamos el primer premio del concurso de fuegos artificiales de San Fermín; hicimos lo mismo en Tarragona, hasta hemos estado este año en Quebec. Sin embargo, en San Sebastián no se nos dio muy bien. Hizo muy mala noche, con niebla, y el espectáculo quedó deslucido.

P. ¿Cómo está afectando al crisis al sector?

R. Como casi todos, no nos hemos librado. Hay muchos ayuntamientos que no te pueden pagar. Igual pasa con los clientes. Aunque te sigan llamando de muchos pueblos para actuar el problema son los pagos que se retrasan o no llegan. Al fin y al cabo, todo está relacionado, y aunque la gente en fiestas esté dispuesta a gastar más dinero o hacer más esfuerzos, tarde o temprano también te llega a ti.