El ascenso de la costura
¿Por qué ha conseguido la moda estatus artístico? La respuesta está en la exposición 100% siglo XX, que se exhibe en el Museo del Traje (Avenida de Juan de Herrera, 2) hasta enero del próximo año. La muestra hace un recorrido por la historia del diseño a través de 100 piezas pertenecientes a la colección del museo. Lo primero que se piensa al ver cada uno de estos extraordinarios vestidos femeninos es hasta qué punto la industrialización de la indumentaria ha uniformizado la vestimenta en todo el mundo. Parece que elegimos, pero las multinacionales hacen que se venda la misma prenda en decenas de países a la vez. En esta muestra no sólo los trajes de alrededor de 1900 están hechos a mano, la labor artesanal en una pieza de alta costura sigue siendo una de sus señas de distinción. Son creaciones que rompen esquemas, que han sido moldeadas para la mujer de cada momento. En los primeros años, mientras irrumpían las vanguardias artísticas, se abandonan las figuras encorsetadas para liberar el cuerpo de la mujer ante las nuevas ideas y los cambios sociales. Surgen los primeros grandes nombres del diseño de moda que trascienden fronteras. Hacia 1950, la moda es ya Alta Costura, con Dior, Lanvin, Chanel, Balenciaga o Schiaparelli. Y hasta el día de hoy, las pasarelas son lugares donde la imaginación manda por encima de la fabricación en serie.
Simultáneamente, pero sólo hasta el 30 de agosto, se presenta la exposición Tacones de aguja -con ejemplares de la colección del museo italiano P. Bertolini-, con delicadas y llamativas creaciones a partir de los años cincuenta hasta hoy. Tanto entre los trajes como en el calzado, hay cosas imposibles de llevar en la vida diaria, pero son como fantasías que deslumbran. Después de todo, vestir es mucho más que abrigar el cuerpo.
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