"No estamos preparados para evitar otro accidente como el de Spanair"

Lo decidieron el mismo día del accidente: la mejor manera de honrar a sus muertos era organizarse y trabajar para que un accidente como aquel no volviera a ocurrir. Crearon una asociación de víctimas y no han parado. Un bufete norteamericano -después de descartar a varios que les acosaron en el hotel el mismo día del accidente- les ha puesto en contacto con técnicos en aviación. Desde mayo tienen sus propios peritos. La Secretaría de Estado de Transporte les ha dado "línea abierta" con la Agencia Española de Seguridad Aérea. Y el ministro de Fomento les ha prometido una reunión coincidiendo con el aniversario de la tragedia.

La presidenta de la asociación, Saleta Nistal González, ingeniera electrónica de 34 años, sobrina de Loreto González (superviviente) y prima de Clara, (fallecida en el vuelo de Spanair) asegura que un año después "aún no estamos preparados para evitar algo así". Su diagnóstico sobre la seguridad aérea da cuenta de las horas que esta asociación ha dedicado a su propósito.

"El Gobierno debe obligar a cumplir las recomendaciones de seguridad"

"Los operadores aéreos sólo invierten en seguridad si se les obliga o si les reporta algún beneficio económico y se es tremendamente tolerante con ellos. La administración tiene que convertir en obligaciones lo que son recomendaciones igual que pasa en otros países como EE UU; tiene que invertir más en inspecciones y hacer caso de los informes de los inspectores. Se tiene que centrar en la prevención de accidentes obligando a compañías y fabricantes a reportar sus incidencias y luego cruzar los datos. El 80% de los casos de problemas con el calefactor del RAT de la base de datos de Boeing se habría solucionado cambiando el relé 2.5. Si se hubiera hecho esto no hubieran fallecido 154 personas", asegura Nistal.

Uno de los cambios que propugna la asociación es que se establezca un sistema que obligue a las aerolíneas a informar a sus clientes de su nivel de seguridad. "La guerra de precios que tienen la mayoría de las compañías hace que recorten de donde pueden, y lo más fácil es en lo que no se ve. Tiene que haber una forma de medir su calidad en términos de seguridad, igual que se miden los hoteles con estrellas, y seguro que a las buenas les reportaría beneficios económicos. Exigimos que el pasajero sepa de antemano si vuela con una subcontrata, los años del avión o el número de incidentes en la compañía".

En cuanto a la investigación judicial, reconoce que les gustaría que fuera más rápido. "Pero preferimos esperar para que salgan todos los que podían haber evitado el accidente y no lo hicieron".

Cuenta que un año después los familiares de las víctimas aún no han superado lo ocurrido. "El estado físico de los supervivientes tampoco es muy bueno. Muchos siguen con operaciones y algunos tienen secuelas irreversibles. Cada familia ha ido buscando ayuda como ha podido. Hay gente satisfecha y otra no tanto. Una cosa curiosa es que Spanair redireccionó a las familias a la Seguridad Social como si el Estado tuviera que hacerse cargo de un error con nombres y apellidos. Todos están guardando las facturas".