Un crío rescata al Athletic
Iker Muniain, de 16 años, estira la aventura europea de los 'leones'
El Stade de Suisse, su césped artificial, alumbraron ayer el nacimiento de una estrella. Se llama Iker Muniain. Es navarro. Debutó hace apenas una semana en el Athletic, pero San Mamés llevaba meses esperando su bautismo, pues su condición siempre la anunciaron mesiánica quienes lo instruyeron en Lezama, también en las distintas selecciones españolas.
El Messi español, le presentan algunos. Muy probablemente, la analogía resulte exagerada; seguramente, precipitada. Y dañina. Sin embargo, el chaval, en un pis-pas, le ha propinado dos bocados tremendos a la historia del Athletic. Si el pasado jueves, en San Mamés, el mismo día en que los de Caparrós se condenaban (0-1) a remontar en el feudo del líder suizo, Muniain se convertía, a sus 16 años, en el segundo león más precoz de la historia (sólo superado por Domingo Gómez-Acedo, un tío-abuelo de José María Aznar); ayer, en Berna, este delantero menudo (no supera el 1,65 de estatura), rubio (Bart Simpson, le apodan sus nuevos compañeros), veloz y ratonero rubricó la primera remontada europea jamás consumada por el club rojiblanco a domicilio.
YOUNG BOYS 1 - ATHLETIC 2
Young Boys: Wolfi; Ghezal, Dudar, Mardassi; Sutter (min. 77, Pasche), Yapi, Hochstrasser (min. 80, Traoré), Degen; Doumbia, Schneuwly y Regazzoni (min. 73, Frimpong). No utilizados: Collaviti, C. Schneuwly, Affolter y Schneider.
Athletic: Iraizoz; Iraola, Aitor Ocio, Amorebieta, Castillo; Susaeta (min. 69, Muniain), Javi Martínez, Yeste (min. 85, Gurpegui), De Marcos (min. 80, Orbaiz); Toquero y Llorente. No utilizados: Armando, Ustaritz, Koikili y Etxeberria.
Goles: 0-1. M. 25. Llorente. 0-2. M. 72. Muniain. 1-2. M. 91. Frimpong.
Árbitro: Alon Yefet (Israel). Expulsó a Yapi (min. 95) por doble amarilla. Amonestó a Mardassi, Degen y Castillo,
23.000 espectadores en el Stade de Suisse presenciaron el choque de vuelta de la tercera ronda de la Europa League. Cerca de 200 aficionados bilbaínos. 0-1 en la ida.
Llevaba Muniain dos minutos sobre la hierba sintética del Stade de Suisse. No había entrado en contacto con el balón, pero su sola presencia había logrado reactivar a sus compañeros, que en el arranque de la segunda mitad habían perdido el ímpetu, la diligencia y la pujanza que en la primera les había permitido igualar la eliminatoria. Botó Yeste un saque de esquina, quedó muerto el balón al borde del área pequeña y de la nada surgió Muniain. Bajísimo su centro de gravedad, graníticos sus muslos, el navarro se giró en un palmo de terreno y soltó un derechazo que, de forma insospechada, sorteando una maraña de extremidades, se alojó en la portería helvética. Consciente de su gesta, Iker corrió hacia el banderín, se tiró al suelo y con sus manos tapó su rostro, antes de que sus compañeros, alborozados, estuvieran a punto de aplastarlo.
Muniain culminó una remontada por la que pocos apostaban en Bilbao. Una voltereta esbozada por Llorente. Tras marrar un penalti en el choque de ida, ausente ayer de la lista de Vicente del Bosque, el cabezazo del riojano que supuso el 0-1 tuvo un acentuado matiz reivindicativo.
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