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VIAJE EN COMPAÑÍA

Por las alturas de la Galicia profunda

En ruta por Os Ancares con Isolina Rodríguez, nacida en una palloza

Al llegar a Os Ancares, donde los mapas marcan una absurda raya entre Galicia y El Bierzo leonés, la única frontera que uno cruza es la que separa realidad y leyenda. Montañas desgastadas protegen un lugar mítico que guarda la esencia de la Galicia profunda. Entre valles repletos de castaños, nogales y rebolos -como llaman por aquí a los robles-, aún es posible ver osos y urogallos, y hay jabalíes como para mantener a una aldea de galos. En el poblado de pallozas de Piornedo, punto de partida de esta ruta, encontramos a Isolina Rodríguez López (Piornedo, 1964) que, nacida en una palloza, se presta a hacer de guía en este recorrido.

A Piornedo, a 1.200 metros de altitud, se puede acceder desde Becerreá, desde Navia de Suarna o ascendiendo desde el Bierzo por el valle Ancares. Un tejo centenario vigila la entrada del poblado, declarado Conjunto Histórico-Artístico, donde aún se conservan varias pallozas, ahora usadas para guardar el ganado. En una de ellas vivió Isolina hasta los siete años y allí aprendió a leer, enseñada por su padrín (padrino). Reconvertida en espacio visitable, su marido Fuco, un ferrolano que dejó la armada para quedarse en Os Ancares, enseña esta palloza-museo, hoy uno de los principales reclamos turísticos de la zona.

Las cantinas son el negocio del futuro por la proliferación de turistas
En los años 60 y 70 los jóvenes empezaron a irse de las aldeas

La Palloza do Sesto está como cuando era habitada. En la planta baja, la corte para los animales, la cocina con el pote y el telar. Arriba, se dormía. Entre los objetos que se conservan hay un carro, un chuzo para espantar al jabalí y raquetas para andar sobre la nieve. También quedan ejemplares ajados del Quijote, Quo Vadis y algunas libretas con cuentos fantásticos. "Se leía para pasar el invierno", nos explica Isolina, que recuerda que un vecino quiso bautizar al hijo Ben Hur.

Visitar Piornedo es como volver a la época pre-romana, salvo por algunos ejemplos de feísmo (que habelos, hailos) claramente post-romanos. Además de la visita obligada a las pallozas, la guía local hace parada en las cantinas, el negocio del futuro por la proliferación de turistas pero donde aún se guardan sabores de la comida de la abuela: huevo frito de corral con chorizo y patatas "da leira". En Piornedo hay dos cantinas, varias casas de turismo rural y una fábrica de embutidos, por lo que es imperdonable dejar de probar el butelo (botelo).

Tres fechas son de señalar en el calendario: el entroiro (carnaval), que están intentando recuperar; el 10 de agosto, fiestas del pueblo; y el 22 de agosto, Festa da Pandeira. "Bajan señoras de todas las aldeas y se arma una gorda, incluso vienen especialistas de Estados Unidos para investigar nuestro folklore". Isolina pertenece a la Asociación Cultural O Teixedo, que trabaja en la conservación de la música tradicional de la zona.

Más allá del turismo etnográfico, el área de Os Ancares desde Piornedo es privilegiada por sus paisajes. Si uno opta por el transporte motorizado, puede ir hasta el castillo de Doiras; al puente medieval de Navia de Suarna; acercarse a Balouta, en los Ancares del Bierzo; seguir la recién señalizada ruta de las pallozas, o conocer una aldea felizmente restaurada: Rao.

A pie, Isolina recomienda varios senderos: al pico Mustallar, cinco horas ida y vuelta; a Miravalles, 4 horas; y la ruta de Tralosesto, que seguimos desde Piornedo por un valle glaciar de rocas graníticas hasta llegar a los molinos de la aldea y a lo que fue una antigua planta de electricidad. Se pasa al lado de un peñasco, en el conocido como Paso das Vacas, y sigue hasta Vilarello cruzando el puente del Landeirón.

De Donís parte otro camino a Ponte de Castelo y el área de Pontes de Xantes, con posibilidad de seguir hasta el Souto de Xantes. Otra opción recomendada tiene su punto de salida en el castillo de Doiras y va hasta Vilarello da Iglesia. Allí se puede ver la casa de Saavedra, de donde dicen que desciende el linaje de Cervantes. En el Val da Freita destaca el bosque de Avisedo de Vilarello, carballeira a la que se llega cruzando las campas de Barreiro y Ortigoso. También a media hora de Piornedo, subiendo al Mustallar, hay robles tan grandes que precisan de cinco hombres para abrazarlos.

En Os Ancares cada camino es una ruta, por lo que el mejor consejo es perderse y hablar con la gente "que es muy acogedora y tiene ganas de compañía". En estas montañas sólo van quedando viejos. Las aldeas se vaciaron de jóvenes en los años 60 y 70. "En agosto vuelven, pero las segundas generaciones han perdido todo vínculo con esto". Al colegio ya sólo van siete niños y los vecinos empiezan a dudar de su continuidad.

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