Las mentiras piadosas de Villa
El jugador, "ilusionado" en el Valencia, dice no tener nada que reprochar al Madrid o al Barça
David Villa nunca se quiso marchar del Valencia: "Le dije al presidente [Manuel Llorente] que me gustaría acabar mi carrera aquí". No tiene "nada que reprochar" a su club, que en dos semanas cambió de opinión y le declaró intransferible: "Cada cual está en su derecho de aceptar o rechazar ofertas". Ni a los que quisieron contratarlo, el Madrid y el Barcelona, pero se negaron a subir la oferta inicial: "Cada uno hace con su dinero lo que quiere".
Dice Joaquín Sabina que ciertos engaños son narcóticos contra el mal de amor. Mentiras piadosas se llama la canción. De ésas hubo ayer algunas en el discurso del delantero, que ofreció su primera conferencia de prensa a su regreso al trabajo con el equipo de Mestalla en Ermelo (Holanda). Mentirijillas o medias verdades necesarias para hacer más apacible su retorno.
El Guaje dice estar con ganas de tocar el balón: "Después de un mes, me entra un poquito el mono". Contento e ilusionado: "Soy futbolista del Valencia y estoy orgulloso de estar aquí".
Declaraciones necesarias después de un verano movidito. Tras clasificar a España para las semifinales de la Copa Confederaciones, Villa, a quien el Valencia había comunicado que podría salir del club, dijo haber tomado una decisión: "La conoce mi representante, que es quien tiene que trabajar en ello".
En el Valencia entendieron que Villa presionaba para que facilitara su llegada al Madrid. Más adelante, después de que el presidente del club dijera que no vendería al ariete salvo que se produjera una oferta "escandalosamente escandalosa", Villa añadió desde su Asturias natal: "Estoy a la espera de que se decida algo. Tengo contrato con este club, pero que haya inestabilidad no es bueno para nadie". Lo de "este club" tampoco sentó demasiado bien. Y Villa ya no volvió a abrir la boca. "No podía pasarme el verano desmintiendo cosas. Además, tanto lo que decía como lo que no decía, todo, se sacaba de contexto", dijo ayer.
Tras la reunión en Madrid con Llorente, Villa, afirma, salió convencido. "Hablé con él cara a cara. Quería que me explicara qué había cambiado". Había pasado a ser intransferible en cuestión de días. "Mi venta no era porque estuvieran descontentos conmigo, sino por unas condiciones económicas que luego cambiaron", matizó en referencia a la confianza que tiene el Valencia de cerrar una ampliación de capital por 92,4 millones de euros.
Lo único que le molestó, aclaró, fue que se dijera que perdía el tren al no recalar en el Madrid o el Barcelona: "Me están llamando viejo con 27 años". E hizo un guiño al valencianismo. "Dicen que soy uno de los mejores delanteros del mundo. Todo eso lo he conseguido en el Valencia", subrayó. Pero no teme su reencuentro con la afición. Estuvo en la convención de peñistas el pasado sábado y fue recibido entre aplausos y al grito de "¡Villa, maravilla!". Ya se han olvidado sus flirteos con los grandes de la Liga. Aunque él no cree que deba pedir perdón: "No he matado a nadie".
Por otro lado, el también delantero Morientes, de 33 años, que acabó su contrato con el Valencia, fue presentado ayer como jugador del Olympique de Marsella. Le convenció la llamada del técnico, Didier Deschamps, con quien coincidió en el Mónaco. Además, el Valencia ha cedido al guardameta brasileño Renan, de 24 años, al Xerez.
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