El robo del vaso de agua

Parece que la culpa la tuvo un vaso de agua. Con la simple artimaña de tener un poco de sed, un electricista y su pareja hurtaron, supuestamente, 215.000 euros en la casa de un vecino de Algete. La Guardia Civil de Daganzo detuvo a finales de la semana pasada a la pareja, que vive en Cobeña y estaba a punto de irse de vacaciones.

La historia comenzó el mes pasado, cuando la víctima realizó unas reformas en su domicilio de Algete (19.345 habitantes). A J. A. T. B., un electricista madrileño de 35 años, le encargaron que colocara una antena de televisión. El hombre lo hizo y, al parecer, vio que el dueño guardaba en casa una gran cantidad de dinero. Después de acabar el trabajo, el electricista volvió a casa de la víctima con su pareja. La visita era para regalar al dueño una televisión para el dormitorio.

Cuando el detenido había instalado el televisor en el cuarto, su pareja pidió a la víctima un vaso de agua. El dueño de la casa acompañó a la sospechosa a la cocina y, supuestamente, el electricista aprovechó ese momento para robar los 215.000 euros que había en uno de los cajones del dormitorio. El pasado 25 de junio, la víctima denunció el robo y contó a la Guardia Civil de Algete sus sospechas respecto al electricista que le había colocado la antena de televisión y su pareja. La investigación pasó a la Policía Judicial de Daganzo y las sospechas fueron en aumento cuando, tras controlar el entorno de la pareja, los agentes comprobaron que, sin tener ingresos fijos conocidos, llevaban un mes lleno de grandes gastos de dinero. Habían comprado joyas y una moto acuática, además de otros gastos en hoteles o en la reforma de un local en el que querían montar una cafetería. El sospechoso, que había sido detenido anteriormente por un delito contra el patrimonio y dos requisitorias judiciales, no estaba contratado en ninguna empresa de electricidad. Trabajaba por libre cuando le salía alguna chapuza.

Los sospechosos también preparaban unas vacaciones y, antes de que se fueran, los agentes pidieron una orden de registro de su domicilio. Allí encontraron tres ordenadores, la moto acuática y documentación bancaria que la Guardia Civil está investigando por si hubieran comprado más cosas por Internet. En el registro se recuperaron también más de 35.000 euros en efectivo.