Doce artistas contemporáneas reinterpretan el arte del Prado
Calvo, Baquedano, García Rodero, Ouka Leele y Laffón exponen en Bancaixa
La obra de la fotógrafa Ouka Leele Mi cuerpo es mi territorio, no os acerquéis a mí, no me supliquéis que voy de vuelo es la recreación del espíritu del cuadro El juicio de Paris, de Rubens. Una modelo, gestos dramáticos y una melena inmensa le bastan para captar el clímax y las texturas del pintor flamenco. En la obra de al lado, la inspiración proviene de Las meninas, de Velázquez. Las dos fotos de la premio nacional de Fotografía de 2005 forman parte de la exposición de creadoras contemporáneas inspiradas en la pinacoteca madrileña, titulada Doce artistas en el Museo del Prado, que ayer inauguró Bancaixa junto con la muestra Picasso. Libros ilustrados para los amigos.
La exposición de Picasso, que recoge fondos propios de Bancaixa, muestra las espectaculares máscaras con las que el artista ilustró Élégie d'Ihpétonga (1949), de Yvan Goll. También destacan las dos ediciones (en catalán y francés) del libro Deux contes (1947), de Ramon Reventós, su malogrado (murió en 1923) amigo de la juventud. Quizá los grabados (diferentes para ambas ediciones) con los que ilustró Le Centaure picador y Le crépuscule d'un faune son los más picassianos de la muestra.
Por petición de Breton, Picasso ilustró los poemas de Aimé Césaire
A Robert Desnos, muerto en un campo de concentración en 1945, le ilustró el poemario Contrée (1944), en el que hace una llamada a la resistencia. Por petición de André Bretón, Picasso integra sus dibujos con los poéticos textos de Aimé Césaire. En el caso de Michel Leiris fueron las ilustraciones las que motivaron las reflexiones de balzacs en bas de casse et picassos sans majuscule (1957). Y al editor Gustavo Gili le concedió la edición de Tauromaquia (1959) y de El entierro del Conde de Orgaz (1969), ejercicios de escritura automática del genio malagueño.
Mientras, también en el Centro Cultural, doce mujeres muestran 24 obras inspiradas en el arte del Prado. El comisario Martín Carrasco explicó que se trata de un ejercicio similar al que en 1991 reunió a 12 artistas, todos hombres. Las obras de Carmen Calvo se inspiran en Goya. Las fotos de Naia del Castillo beben de El Bosco y Campin. Las litografías de Isabel Baquedano reflejan la genialidad de Fra Angelico. Las imágenes de Cristina García Rodero integran a los visitantes del museo en cuadros de Rafael y Van der Hamen. Las serigrafías de Cristina Iglesias también recurren a Velázquez. El arte de Carmen Laffon rescata detalles de El sueño del patricio Juan, de Bartolomé Esteban. Eva Lootz inventa un bodegón con dos gallinas. Los aguafuertes de Blanca Muñoz se decantan por un ornamento clásico, las gorgueras de lienzo plegado. Isabel Quintanilla apuesta por recrear una menina y un bodegón. Soledad Sevilla compara la carrera de Hipomenes y Atalanta, de Guido Reni, con un pase torero. Y los grabados de Susana Solano recrean con volúmenes el ambiente casi sacro del Prado.
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