Cuando los profesores se convierten en alumnos
El IESE imparte cursos intensivos a formadores de escuelas internacionales
Ya nadie pone en duda que la empresa es la institución predominante en el sistema de mercado actual. Y no sólo por el impacto económico que tiene en la sociedad, sino también por la manera en la que su funcionamiento condiciona el estilo de vida de las personas que lo componen. Frente a este contexto, cada vez más expertos se atreven a decir en voz alta lo que pocos quieren escuchar: "El crecimiento económico se sustenta gracias a la insatisfacción de la sociedad y la destrucción medioambiental".
Sin embargo, "el sistema es un fiel reflejo de la forma de pensar, ser y actuar de la gran mayoría de individuos, cuya actitud y conducta a su vez condicionan y perpetúan la manera que tiene el sistema de hacer las cosas", afirma la coach Maite Barón, directora de Empowering Visionary Leaders. De ahí "la importancia de formar a líderes responsables y conscientes, comprometidos con el cambio de cultura organizacional que sus empresas necesitan", agrega.
Este año han participado 34 alumnos de 22 países en el curso
En esta línea piensa el profesor del IESE Lluís Renart, para quien "la crisis económica y financiera actual es, ante todo, una crisis de valores y de consciencia". Desde 1992, es miembro del programa IFP (International Faculty Program), cuyo objetivo es formar a profesores de escuelas de negocio de todo el mundo. Se trata de "un curso intensivo de un mes de duración en el que enseñamos a los alumnos cómo vivimos nuestra profesión los profesores del IESE, compartiendo nuestra filosofía, nuestras experiencias y, en definitiva, nuestro know-how a través del método del caso", dice.
A pesar de ser cada vez más conocido, "el método del caso todavía no se enseña en muchas facultades de administración y dirección de empresas de España. Y eso que su eficacia está más que contrastada", sostiene. En líneas generales, consiste en redactar un documento basado en hechos empresariales reales, dando lugar a que los alumnos puedan reflexionar sobre qué decisiones tomarían frente a unas determinadas circunstancias. Además de promover el trabajo en equipo, permite comparar las decisiones tomadas en clase, y sus correspondientes resultados, con las que en su día adoptó la compañía estudiada. "A través de las decisiones que cada persona toma se revelan cuáles son sus verdaderos valores. No los que verbaliza, sino los que forman parte de su ADN", dice este experto.
Entre otras cuestiones, el curso hace especial hincapié en la función social que tiene el profesor de una escuela de negocios. En opinión de Renart, "el desarrollo social y económico de cualquier país se sustenta en una serie de pilares, como el grado de educación, salud y paz de la sociedad; la competencia de los gobernantes en materia macroeconómica; el funcionamiento de la economía de mercado; la red de infraestructuras y, como no, la existencia de empresas bien gestionadas económica y socialmente".
Para lograr esta adecuada gestión empresarial, es necesario contar con "líderes adecuadamente formados, lo que requiere escuelas de negocios con programas de alta calidad y un colectivo de profesores altamente competentes en docencia e investigación", según Renart. Llegados a este punto, el profesor se pregunta: "¿Se puede enseñar la ética? ¿Se pueden promover valores humanos en las aulas?".
"Nos pagan por enseñar, pero no para que el alumno aprenda", responde la ecuatoriana Sandra Idrovo, directiva y profesora de la escuela de negocios Inalde, de Colombia. "La ética no puede enseñarse. Lo que sí podemos hacer los profesores es inspirarles a través de nuestro ejemplo, de nuestros propios valores, motivando a los empresarios para que vean el mundo a través de nuestros ojos". Así, "tal vez podamos influir y hacer que se den cuenta de los beneficios que trae consigo a medio plazo encarnar un liderazgo consciente y humanista", añade.
Para ello, "es importante sentir pasión por lo que haces", dice Slava Boltrukevich, profesor de la Graduate School of Business Administration, en Moscú. "Como alumno te das cuenta de lo importante que es creer en tus profesores y como profesor te das cuenta de lo importante que es creer en ti mismo, en lo que estás tratando de enseñar a tus alumnos". Más que nada porque "lo que creemos es lo que terminamos creando".
Entre los 34 participantes procedentes de 22 países diferentes de este año, destaca el caso de Mahmoud Sayani, de Kenia, que está montando su propia escuela de negocios en su país. "A lo largo de la próxima década la gestión empresarial basada en el egoísmo y la codicia va a caer por su propio peso", dice. "La crisis va a obligarnos a redefinir los pilares sobre los que se sustenta el actual sistema de mercado. Y para ello no nos va a quedar más remedio que apostar por el único liderazgo que tiene sentido: el que se basa e inspira valores humanos".
Del marxismo al 'marketing' capitalista
La historia del programa IFP del IESE comienza en 1989, con la caída del muro de Berlín. Entonces, una serie de profesores se plantearon qué podían hacer desde la escuela de negocios para facilitar que los países comunistas llevaran a cabo su proceso de transición hacia el capitalismo. Así, la institución de enseñanza española impulsó este programa formativo en 1992 con subvenciones europeas de la mano de las escuelas Bocconi y HEC, de Milán y París, respectivamente. Eso sí, desde hace unos años el IESE lo empezó a ofrecer en exclusividad.
Durante sus primeras 10 ediciones el 100% de sus alumnos procedían de Europa del Este, encabezados por Rusia. El profesor Lluís Renart forma parte de este programa desde sus orígenes y recuerda cómo las clases requerían de varios traductores: del inglés al ruso y del ruso al resto de idiomas correspondientes a otros países del Este. Al principio los alumnos no comprendían el significado de palabras como "motivación", "incentivo", "recursos humanos", "gestión de equipos", "mercado libre" y otros vocablos tan simples como "pérdida" o "ganancia", repasa.
Para muchos, "era la primera vez que pisaban e interactuaban en una sociedad regida por las reglas de juego capitalistas", recuerda Renart. Sin embargo, dado que hoy en día los alumnos proceden de los cinco continentes, y más de la mitad cuentan con un doctorado, "la misión del programa ha evolucionado, pudiéndonos centrar más en inspirar y nutrir a estos profesores de escuela de negocios con los valores y principios que rigen la forma de hacer las cosas en el IESE", concluye.
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