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La plantilla de Caramelo acusa a la dirección de paralizar la actividad

La fábrica de Caramelo apenas mantiene actividad mientras se encara la recta final de las negociaciones entre empresa y sindicatos, esta vez con la intermediación de la Xunta, para establecer una reestructuración laboral que no implique un ERE para 237 trabajadores. Esa "falta prácticamente total de carga de trabajo", intencionada, según las responsables del comité de empresa, es "una decisión premeditada que sólo acrecienta unos problemas internos, en este caso pérdidas económicas, que se acumulan ante el proceso concursal" anunciado por la compañía. La dirección de la empresa sólo quiere ganar tiempo mientras negocia, advirtió Isabel Muíño, presidenta del comité.

La primera reunión del nuevo marco de negociaciones entre trabajadores y la representación de Caramelo, encabezada por su director general Martín Borregón, que se prolongó durante otras cuatro horas y en la que participaron representantes de la Xunta y de la Inspección de Trabajo, en este caso su responsable para Galicia, Carlos Domenech, terminó sin acuerdo entre las partes, que quedaron emplazadas para el próximo jueves. Los representantes de los trabajadores criticaron la postura "inmovilista" de la compañía.

La empresa se ha comprometido a revisar sus planteamientos en las bajas incentivadas y las prejubilaciones voluntarias, pero sin alterar las grandes líneas que definen el ERE para 237 trabajadores. "Todas las partes debemos llegar a la próxima reunión con nuevos planteamientos, no sólo desde la parte empresarial", advirtieron fuentes de Inveravante, el holding de Manuel Jove, principal accionista de Caramelo.

De acuerdo con fuentes sindicales, otros de los avances de ayer fue el compromiso de la empresa de reactivar la carga de trabajo en las instalaciones de A Grela. "Todo ha sido una provocación", señalaron. Desde la empresa califican de demagógicas las críticas del comité, al tiempo que confían en que la intermediación de Trabajo, a través de Carlos Domenech, permita alcanzar un acuerdo. "Si todos cedemos", matizan.

Ante el impasse en las negociaciones, desde el comité señalaron que "no se entiende" el papel que está desempeñando el conselleiro de Industria, Javier Guerra. Dores Martínez, de la CIG, sindicado mayoritario entre los trabajadores, señaló que Guerra "deberá explicar qué sacó en limpio de la reunión que mantuvo con el accionista principal". Si no lo hace, dijo, se entenderá que el titular de Industria "o bien es cómplice, o bien está hipotecado en este asunto".

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