"El objetivo es la vida cotidiana"

Un barranco en el Culmine di San Pietro, el 16 de mayo, le despeñó 80 metros. Y se hizo el milagro. A los 34 años, Pedro Horrillo, curtido en casi todas las batallas, veía el túnel en forma de hojarasca. Ayer vio el final cuando los médicos de la Clínica Universitaria de Navarra le dieron el alta después de reconstruirle el fémur, especialmente la rótula, en la que se observan las mayores complicaciones para su vida profesional; la sujeción con alambres, injertos y reconstrucciones múltiples, según explicaron los doctores encargados de la operación, Juan Ramón Valenti y Pablo Díaz de Rada. "Mi objetivo es hacer una vida normal", afirma, aunque se muestra ilusionado por "montar en bicicleta": "Si soy capaz de hacer rodillo, quizás mi objetivo sea llegar a tener el nivel que tenía antes del accidente".

"La bici ha sido mi filosofía. Espero seguir disfrutando de ella"

Horrillo es consciente de que, si no puede, iniciará un nuevo capítulo. El ciclista vasco del Rabobank, el escudero de Freire, el impulsor de Flecha, sabe que tiene muy difícil, casi imposible, retornar al ciclismo profesional por los daños causados por el accidente y por la edad, ya cercana la jubilación deportiva, aunque no hubiera mediado el accidente.

Aquel 16 de mayo, entre Morbegno y Bérgamo, se truncó el final de una carrera con un accidente brutal salvado con toda la suerte y las circunstancias del mundo. Horrillo quiere empezar con la rehabilitación "mañana [hoy] mismo", aunque sabe que "será doloroso dejar el ciclismo profesional de esta manera", pero lo aceptará, "y no será un trauma". "Por lo menos, tengo 34 años y se puede decir que ya he dicho todo en el ciclismo profesional. La bici ha sido mi filosofía de vida y espero seguir disfrutando de ella en unos meses, aunque sea de otra manera", indicó.

Lograda la rehabilitación, Horrillo tiene recuerdos para su familia, los primeros en los que pensó cuando interiorizó la gravedad del accidente. "Los primeros días fueron durísimos por la incertidumbre de si iba a ser capaz de superar lo que me estaba pasando", agregó. El ciclista de Ermua relató que se dio cuenta de la gravedad de la situación cuando vio a su esposa en el hospital junto a él, aunque al principio le parecía "una especie de pesadilla". "Yo sólo pedía salir de allí. Me sentía como un preso", afirmó Horrillo, que reconoció que esta experiencia le permitirá "sacar el jugo a la vida" más que hasta ahora.

El ciclista se ha visto sometido a un profundo tratamiento quirúrgico desde el 3 de junio, cuando fue intervenido en la Clínica Universitaria Navarra de una fractura abierta compleja de la diáfisis femoral izquierda (zona central del fémur) con múltiples fragmentos desplazados. La operación duró tres horas y consistió en una osteosíntesis (sujeción del hueso) con un clavo encerrojado (por el interior del hueso), tanto a nivel proximal como distal. Además, después de realizar una valoración del foco de la fractura, se realinearon los fragmentos desviados y se implantaron injertos óseos para completar la reconstrucción. En el transcurso de la misma intervención, el equipo médico realizó también una revisión de la fractura de la rótula y realizó un cerclaje tipo obenque (sujeción con agujas y alambres).

El 9 de junio volvió a ser intervenido Horrillo para reducir y fijar con injerto y placa la fractura y desplazamiento de la vértebra cervical C7.