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Reportaje:Copa Confederaciones 2009

Suráfrica, misión cumplida

El anfitrión tenía miedo a hacer el ridículo y ahora ya sueña con un Mundial glorioso

No es bueno para la salud de un Mundial que la selección anfitriona caiga a la primera. Esto lo entienden muy bien los surafricanos, que celebrarán el torneo el año que viene. Debutaron en la Copa Confederaciones, el mundialito que se disputa actualmente en su país, con mucho miedo a hacer el ridículo. Pasados tres partidos y clasificados para las semifinales, hoy (20.30, Telecinco) contra Brasil, el ambiente se ha transformado. Leyendo la prensa y hablando con la gente en la calle, lo que se palpa entre la afición es la sensación de que todo es posible, que derrotarán a los brasileños y que el año que viene tendrán un Mundial glorioso.

Se trata claramente de un alivio desbordado. Hace dos semanas, nadie daba por descontado que podrían perder el primer partido, ante Irak; empatar el segundo, contra Nueva Zelanda, o perder calamitosamente el tercero, frente a España. En los tres casos, pruebas superadas. Empataron con Irak, mereciendo ganar; triunfaron sobre los neozelandeses y sufrieron una derrota honorable, 2-0, contra La Roja.

En la calle se palpa que todo es posible y que pueden derrotar hoy a los brasileños
Salvando distancias, Modise es el Iniesta local. Tiene regate y visión del juego
Sibaya es fuerte, rápido, incansable; Booth es un defensa serio y sólido

Especialmente grato para los surafricanos ha sido ver la evolución de tres jugadores, las rocas sobre las que se construirá su selección el año que viene. El primero es Teko Modise, elegido mejor jugador de la Premier League surafricana las últimas dos temporadas. Corren muchos rumores en el mundillo del fútbol local sobre su inminente traspaso a Inglaterra o incluso a España.

Modise es uno de esos jugadores que los entrenadores españoles suelen calificar de interesantes. Tiene talento, tiene garra, pero está por ver si dará el paso al estrellato o permanecerá en el poblado limbo de jugadores que tuvieron mucho potencial, pero nunca lo realizaron. Modise es, salvando las diferencias, el Iniesta surafricano. Ni en sus fantasías más extravagantes llegará, con sus 27 años, a semejante nivel, pero lo que es verdad es que es un centrocampista ofensivo con personalidad, buen regate y visión de juego. En los tres partidos de la Copa Confederaciones ha creado ocho ocasiones de gol. Su debilidad, como la de todo su equipo, está en la definición. De ocho disparos que ha lanzado desde fuera del área, ninguno ha obligado al portero rival a levantar un dedo.

Por eso, y porque parece difícil que un gran goleador surja de la nada en los próximos 12 meses, las esperanzas surafricanas para el Mundial del año que viene se centran en un buen orden defensivo y especialmente en dos jugadores con nombres llamativos, Matthew Booth y Macbeth Sibaya.

Booth -defensor alto, zurdo y calvo- se convirtió en la figura del equipo para gran parte de la prensa internacional durante el primer partido, contra Irak, ya que la recepción que recibió de la afición, mayoritariamente negra, parecía haber puesto en duda la idea de que los antiguos odios raciales en Suráfrica se habían superado. Pero no. No le abucheaban por ser blanco. No gritaban desde las gradas "¡Buuuuu!", sino que coreaban, y con fervor, su nombre, "¡Buuuuz!". Es un jugador sólido y serio que pasa bien el balón y es reconocido como tal por los seguidores negros y por los blancos.

Macbeth Sibaya, cuyo nombre de pila se origina en la figura más sanguinaria de la tragedia shakesperiana (impensable que un inglés llame a su hijo así), es otro más de la creciente lista de centrocampistas defensivos rápidos, fuertes, incansables, que han salido de África en la última década. Sibaya no es, ni llegará ser, un Claude Makelele, o un Michael Essien, o un Yaya Touré. Pero, a sus 31 años, puede que sea la garantía de que Suráfrica haga un papel respetable en el Mundial de 2010.

Esta noche, contra Brasil, por sanción, Sibaya no jugará. Lástima para los surafricanos. Llegar a las semifinales ya es misión cumplida, ya es motivo de celebración. Pero la euforia de los últimos días difícilmente sobrevivirá 90 minutos contra Luis Fabiano, Robinho y Kaká.

Modise, durante un entrenamiento.
Modise, durante un entrenamiento.ASSOCIATED PRESS

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