La sangrienta represión en Irán agrava el cisma entre los ayatolás
La violencia policial causa al menos 10 muertos y cien heridos - Teherán acusa a los países occidentales de instigar la revuelta
Las fisuras en el régimen islámico de Irán resultan cada vez más visibles. El más destacado de los clérigos disidentes, el gran ayatolá Hosein Ali Montazerí, hizo ayer un llamamiento para que se guarden tres días de luto por los muertos en las protestas contra el resultado electoral. El ex presidente Mohamed Jatamí pedía que se ponga en libertad a los detenidos. Sus palabras contrastan con el empeño oficial en tachar a los manifestantes de alborotadores y terroristas. Los opositores se mantenían ayer alejados del centro de Teherán, tomado por fuerzas antidisturbios y paramilitares, pero los gritos de contestación desde las azoteas subieron de tono. La televisión estatal informó de que el sábado se contaron 10 muertos y un centenar de heridos en los enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas policiales y paramilitares. El régimen acusó ayer a Occidente de provocar las manifestaciones.
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