"Me gusta demostrar lo que valgo"
Pau Gasol llega a un hotel colindante a las instalaciones donde se entrenan los Lakers en El Segundo, cerca del aeropuerto de Los Ángeles. Con una camiseta de color azul, distendido, por fin dispuesto a hablar con un punto de pausa tras el extenuante carrusel de viajes, partidos, ruedas de prensa, pautas horarias y exigencia física que supone jugar y ganar una final de la NBA. La noria no se detiene. En los próximos días debe decidir si compite con la selección española en el próximo Eurobasket, a partir del 7 de septiembre en Polonia. Ahora es tiempo de saborear un título que jamás había acariciado un español y que fue festejado ayer con una rúa entre el Staples Center y el Memorial Coliseum, uno de los estadios que recuerdan unos Juegos Olímpicos, en 1984, en los que España ganó la medalla de plata ante una selección de universitarios de Estados Unidos entre los que estaban Michael Jordan y Patrick Ewing. Entonces se consideraba una quimera que un español pudiera no ya ganar, sino jugar siquiera con alguna garantía de éxito en la NBA. 25 años después, Gasol ha logrado el anillo de campeón, un distintivo que no le será entregado hasta el primer partido de la próxima temporada, a finales de octubre.
"Ante la adversidad me crezco. Siempre conviví con la presión, no me da miedo"
"Kobe ha madurado, ahora entiende que ha de confiar en el compañero"
"Phil Jackson está sorprendido por mi rendimiento a gran nivel muchos minutos"
Pregunta. ¿Cuál ha sido el momento más difícil que han pasado para alcanzar el título?
Respuesta. Hemos tenido algún altibajo, de dudas quizás, de crítica y un poquito de mal juego, de inconsistencia. Pero esos altibajos también al final hacen que te des cuenta de que no te puedes relajar. Nos hemos hecho más fuertes después de esos altibajos y, al final, nos hemos sobrepuesto a las adversidades.
P. ¿Y personalmente cuál ha sido su peor momento?
R. El único partido que me perdí porque estaba con una faringitis. Por lo demás, ha sido una temporada maravillosa, memorable y, tal vez, irrepetible.
P. ¿No le ha costado asimilar esa combinación de más minutos de juego y a veces menos balones recibidos?
R. Si al final te recompensa la victoria, lo individual me preocupa poco. Por supuesto, si hubiéramos perdido me hubiera molestado más. Cuando hemos perdido por eso, he dicho, claramente y con la intención de que reaccionáramos como equipo, que creía que las cosas deberían ser un poco diferentes y se podrían hacer mejor. Pero he jugado muchos minutos, sí. Phil Jackson me ha dicho que está sorprendido por mi capacidad para rendir a gran nivel con muchos minutos en la pista y por mi productividad y actividad en los minutos finales de los partidos. Estoy contento por la confianza que ha puesto en mí.
P. ¿Le pidió que mejorase su rendimiento defensivo?
R. Al final de la pasada temporada nos dimos cuenta de que este equipo necesitaba que yo tuviera una presencia más sólida a nivel defensivo y de fuerza. Me dijo que trabajara bien durante el verano para regresar más fuerte.
P. ¿Esperaba tener que ser tan fundamental en el interior de la zona, donde ha tenido que pelearse con Howard, Yao Ming, Boozer y compañía?
R. El año pasado descubrí que este equipo necesitaba esa presencia defensiva de un jugador interior que tuviera esa capacidad. He asumido ese papel. Es un trabajo menos agradecido y vistoso que otros en la cancha pero es fundamental para cualquier equipo y yo tenía capacidad para hacerlo. He sacrificado quizá un poco mi juego ofensivo, aunque creo que he estado muy efectivo todo el año.
P. ¿Parar a Dwight Howard en la final fue clave?
R. A lo largo de todos los play offs fui preparándome para esa labor. Aguantarle es muy exigente porque es un jugador muy atlético, con un físico privilegiado que utiliza para lograr ventaja. Era importante mantenerle con porcentajes bajos en el tiro y no permitirle llegar a los rebotes ofensivos.
P. ¿Jackson también les dejó muy clara esa línea de exigencia: ganar o fracasar?
R. No sólo él, sino que todos los jugadores el año pasado nos sentimos muy dolidos por la derrota en la final contra Boston. Nadie se sintió satisfecho por haber llegado a ella, pese a que la temporada fue buena y creo que, pese a que hicimos muchos méritos, nadie esperaba que llegáramos a la final tan rápidamente después de mi traspaso. Pero estuvo realmente bien y eso nos permitió crecer como equipo.
P. El año pasado antes de la final ante los Celtics les pusieron la película Gone baby gone (Adiós, pequeña, adiós), de Ben Affleck. ¿Cuál ha sido la película que les han hecho ver antes del duelo contra Orlando Magic?
R. Las películas no son sólo para motivarnos, sino para hacer más amena la preparación. Contra los Magic, nos pusieron la segunda parte de Hell Boy, de Guillermo del Toro, imagínese, así de claro. No sé exactamente cuál es el criterio de elección ni quién elige porque Phil Jackson no lo hace. Pero hace más entretenido el entrenamiento y está bien.
P. ¿Cómo es Phil Jackson?
R. Un maestro. Sabe cómo tratar a los jugadores, los entiende, y sabe cómo sacar lo mejor de cada uno. No es un entrenador duro, pero sabe lo que tiene que decir, cómo decirlo y cuándo decirlo.
P. Ahora, se les va a exigir ganar o ganar.
R. Está claro. Esta franquicia es un poquito así. No hay otra forma de que la gente esté contenta. Si llegas a la final y la pierdes, mal; si no llegas, mal. Sólo vale ganar, tenemos un equipo competitivo y ambicioso.
P. Ésa es la situación en que se ha encontrado Kobe Bryant tras el anterior título en 2002.
R. Después de la marcha de Shaquille O'Neal, no tenían opción prácticamente de aspirar al título. Yo he vivido esa situación durante años y es frustrante. Es difícil sobre todo en una franquicia que está preparada y montada con jugadores para intentar ganar el título.
P. Usted y Kobe se entienden con los ojos cerrados.
R. Entendemos nuestras cualidades, intentamos hacer el juego más fácil para nosotros y para nuestros compañeros y nos complementamos bien.
P. ¿Tira mucho de usted?
R. Sí. Es muy exigente con él mismo y con los demás. Confía en los compañeros que tenemos porque son jugadores de alto nivel. Es algo que quizás no ha hecho mucho en su carrera pero, poco a poco, ha madurado y ahora entiende que hay que confiar en el compañero para que también tome la decisión adecuada y pueda finalizar una canasta.
P. ¿Se han llegado a sentir imbatibles?
R. Creemos en nuestras posibilidades. No creemos ser un equipo imbatible porque eso significa una superioridad absoluta. Pero somos un equipo difícil de batir, sin duda. Este año hemos salido victoriosos de todos los enfrentamientos.
P. ¿Debe a su ambición haber llegado a la cima?
R. Me gusta ser ambicioso e intentar demostrar lo que valgo: estar entre los mejores, destacar siempre y ayudar a mi equipo a ser mejor. Confío en mi capacidad de trabajo, de sacrificio y de superación y también me gusta coger el toro por los cuernos y afrontar las cosas sin miedo y sin prejuicios.
P. Todo eso, a veces solo.
R. Puede ser, pero no me asusta estar solo, entre comillas. Yo ante la adversidad me crezco y siempre he convivido con la presión de las expectativas. No me da miedo eso.
P. ¿Ya se ha probado el anillo de campeón?
R. No, aún me tienen que tomar las medidas.
P. Pero el año pasado, durante un reportaje para Canal + le dieron uno.
R. ¡Ah!, Pero era de Frank (Hamblen, entrenador ayudante de los Lakers). No me lo probé. Lo mostré a la cámara.
P. ¿Es la única vez que lo ha tocado?
R. No. Algunos compañeros lo llevan. Kobe no, pero Phil y un fisio lo llevan puesto de vez en cuando. Los veo pero no lo toco ni nada de eso porque es algo que, hasta que no tienes el tuyo, pues tampoco tiene tanto valor, claro. Cuando me lo den, lo tocaré bien tocado.
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