"Un club como el Getafe no debe jugárselo todo al final"
Míchel seguirá dos años más como entrenador del equipo madrileño, que quiere recuperar el ataque como la mejor defensa
Tras salvar sobre la bocina una temporada pensada para competir por las plazas europeas y que a punto estuvo de terminar en Segunda, el Getafe cumplió su promesa y ayer por la mañana renovó su relación con José Miguel González, Míchel, como técnico por dos temporadas. Juan Eduardo Esnáider seguirá siendo su segundo.
"Seguro que van a continuar. Veremos si es por un año o por dos", había adelantado en Santander el presidente del club, Ángel Torres, nada más eludirse el descenso gracias al goal average favorable contra el Betis.
De esta forma, el Getafe vuelve a decantarse por el modelo que tan buenos frutos le dio en sus anteriores campañas en Primera. "Es obvio que la apuesta por Víctor Muñoz, por la experiencia, nos salió rana. Volver a creer en un entrenador ofensivo y mediático, como ya hicimos con Quique Flores, Bernd Schuster y Michael Laudrup, es lo adecuado", dice uno de los responsables del club.
"Dimos un cambio de rumbo. Optamos por la defensa, pero ocurrió todo lo contrario: nos metieron más goles que nunca. Por eso nos fijamos en Míchel. Era socio y conocía el club. El riesgo era grande y en cinco jornadas apenas podía hacer, pero ahí le quedará el éxito en su currículum", observa Torres.
"Vine a despresurizar el vestuario y limar ansiedades. Los jugadores tenían condiciones para estar más arriba, pero hubo que apechugar", reflexiona Míchel, que cuenta dos victorias, dos empates y una derrota, ocho puntos de 15 posibles, en su debut en un banquillo de Primera División. Tan sólo el Sporting sumó más puntos (nueve) de los equipos que pelearon por mantener la categoría.
"El cambio era necesario. Se notó desde el primer entrenamiento. El ambiente mejoró y, además, volvimos a ver el balón", esgrime Celestini. "Este equipo está pensado para atacar, no para defenderse", opina Casquero.
"No es el Getafe de Míchel, sino el de esta plantilla, diseñada para conectar alrededor del balón. No hubo que cambiar muchas cosas", alega el preparador madrileño, que tuvo gestos para la galería, como cuando sacó a Mario Cotelo a pocos segundos para la consumación de la victoria en el Coliséum contra Osasuna. El medio no había disputado un solo minuto hasta entonces.
Míchel insiste en sacar provecho de la crisis de identidad y de resultados que socavó los cimientos de una entidad que pecó de nueva rica: "Dentro de la alegría y la euforia, esta historia nos tiene que servir para el futuro porque es una buena moraleja. Un club como el Getafe, si le quitamos el nombre y miramos los últimos cinco años, no puede permitir jugarse todo en la última jornada".
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