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Alarde de autonomismo del PP en el homenaje a Rajoy Leloup

Agustín Hernández visita la Avenida Xosé Cuiña en Lalín

El PP en pleno, en su versión más institucional, hizo ayer alarde de autonomismo. A cuenta de uno de los padres del primer Estatuto de Galicia, el fallido de 1936: Enrique Rajoy Leloup, abuelo del presidente del Partido Popular, que siguió sin pestañear el homenaje que la Diputación de Pontevedra rindió a su antecesor y a Xosé Filgueria Valverde. Este último fue nombrado hijo adoptivo de la provincia; el otro, hijo predilecto. La presidenta del Parlamento, el de la Xunta, cinco conselleiros y una larguísima lista de autoridades, con abrumadora mayoría del partido de Rajoy, asistieron al acto.

Fue el hijo del Rajoy homenajeado, padre del líder del PP, quien intervino en nombre de la familia. Lo hizo para ensalzar sobre todo la intervención de su progenitor en el proceso estatutario de 1936, glosada en un libro de Baldomero Cores que vio la luz en diciembre de 2006, publicado por la Diputación después de un largo año de espera en un almacén de la institución provincial.

Mariano Rajoy siguió el homenaje a su abuelo sin pestañear

Habló un hijo de Filgueira Valverde, lo hizo Mariano Rajoy Sobredo y cerró el acto el presidente de la Diputación, Rafael Louzán. Pero antes que él intervino el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, que reinvindicó el perfil "centrista" y "autonomista" del abuelo del líder de su partido. Representa, añadió, el "espíritu conciliador" que predominó en los dos procesos autonómicos de Galicia. Ese es el ánimo que reivindica para el presente, cuando Galicia afronta el reto de renovar su Estatuto. No dejó de contraponerlo con "el empeño de algunos por fabricar historias esquemáticas", en las que Galicia y su autogobierno son "patrimonio de una única tendencia".

Si en Pontevedra Feijóo se sumaba al homenaje a un Rajoy, la avenida que en Lalín lleva el nombre de Xosé Cuiña recibía la visita del conselleiro Agustín Hernández, el hombre que entró en la política de la mano de Cuiña, cuando dirigía Política Territorial. Al poco de cambiar el genérico nombre de Circunvalación por el del finado político lalinense, unas inundaciones se llevaron parte de la avenida. En tiempo récord se reabre al tráfico y allí coincidieron el alcalde, Xosé Crespo, y Hernández, responsable de Infraestructuras de la Diputación cuando se firmó el convenio y ahora de la consellería de la que depende Augas de Galicia, las dos instituciones que, con el Ayuntamiento, corrieron con los gastos. La figura del frustrado delfín flotaba en el ambiente, pero Hernández y Crespo pasaron página con discreción.

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