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Crónica:Abierto de Madrid
Crónica
Texto informativo con interpretación

El hueso y la sombra

Verdasco busca su primera victoria ante Nadal, que le ha vencido en sus ocho duelos

Llega Rafael Nadal a Madrid, y le recibe en el primer entrenamiento un tenista negro como el carbón, fuerte como un toro, con las venas vibrando a cada golpe, bien marcadas en los músculos. Fernando Verdasco. El madrileño resume la práctica en seis palabras: "Rafa es el hueso más duro". Luego, cuando muere su sentencia, el chico no se marcha a La Aldea, donde está su casa. En su ciudad, Verdasco se ha concentrado en un hotel para no perder el norte de vista ni un minuto. En la capital, que le ha visto crecer en sus pistas desde que le llevaban en carrito, olfatea la altura que tanto asusta a todos como el aroma que precede al triunfo. Y en el Abierto de Madrid, donde se discute sobre la tierra azul y los botes traicioneros, Verdasco, número ocho del mundo, aparece como un tenista conciliador en busca del objetivo definitivo. "Salir de debajo de la sombra de Nadal", que dice Sven Groeneveld, el técnico que le asesora. El madrileño ganó ayer a Juan Mónaco (7-5 y 6-2). Hoy hace frente a su desafío: Nadal será su rival en cuartos tras la retirada de Kohlschreiber en octavos.

El balear se metió en cuartos sin medirse a Kohlschreiber, que se retiró por lesión

Son las 17.00 y una mesa reúne a Verdasco con Ion Tiriac, dueño del Abierto, y Manolo Santana, su director. El torneo le está pidiendo un nuevo favor. El jugador ha amanecido en el club a las 10.00 para promocionar la polémica pista de tierra azul. Ahora se trata de que se marche casi de madrugada: Nadal no va a jugar, y alguien tiene que rellenar su hueco para no dejar huérfanos a los espectadores. Ése es Verdasco.

Hace tres meses, Verdasco se sentaba en una silla de plástico con los pies desnudos, las uñas ennegrecidas y una bolsa de hielo. Diez minutos antes, había perdido contra el número uno la semifinal más larga del Abierto de Australia: 5h 14m. Un eterno infierno. Desde entonces, nunca ha pasado de cuartos en un Masters. Tampoco ha perdido con cualquiera: Nadal, Federer, Murray y Djokovic, los cuatro mejores, han sido sus verdugos. Sortea Verdasco el viernes el cuadro masculino, otra concesión al torneo. Pronto, el camino queda definido: Nadal, en cuartos. "¡Menudo sorteo más duro!", dice su padre

¿Y el partido? "No puedo hablar de tácticas", explica Groeneveld, amante del secretismo. "Fernando está muy cerca de dar el siguiente paso. Estamos mirando pequeños detalles, y no los voy a compartir", continúa. "Sigue habiendo mucho espacio para que mejore. Se entrena de otra manera. Eso le ha hecho ganar mucha más confianza, también como persona. Siempre ha estado a la sombra de Rafa, y esto le ha dado la oportunidad de salir un poco de debajo de esa sombra. Está empezando a creer que puede ganar a los mejores. Debe acostumbrarse. Va a ser un peligro. Nadie querrá verle en su lado del cuadro".

Madrid fue ayer un torneo semidesierto durante el día. Federer ganó (6-2 y 6-4) casi en privado a Blake. Djokovic se deshizo de Seppi (doble 6-4) y avanzó hacia una semifinal contra Nadal. El español, que calentaba cuando se enteró de que no jugaba, optó por una jugada marca de la casa. Se entrenó dos horas pensando en Verdasco, con el que nunca ha perdido (8-0). ¿Y quién es Verdasco? Habla Mónaco: "Uno con demasiadas armas. Sin techo".

Verdasco celebra un punto en su partido con Mónaco.
Verdasco celebra un punto en su partido con Mónaco.CLAUDIO ÁLVAREZ

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