La Bolsa y la vida
El mercado bursátil en directo. Las acciones, sus fluctuaciones en gráficos, los dólares en euros, los porcentajes de ganancias y pérdidas, la especulación, las apuestas, el riesgo. Todo eso a través de una cuenta de inversiones electrónica en la Bolsa de Nueva York. Durante hora y media asistimos y formamos parte de esa agitación que implica el poder ganar o perder pasta. Porque el horario europeo del espectáculo coincide con la última hora y media de una jornada en Wall Street. En cada función de Dead Cat Bounce sus artífices invierten el dinero de la taquilla.
La noche del estreno, al tratarse de espectadores invitados, nos jugamos cada uno siete euros gentileza del teatro. Álex Rigola, su director artístico, fue más allá y se jugó unos cuantos euros más de su bolsillo. El ex periodista de La Vanguardia Santiago Fondevila, quién sabe si impulsado por su nueva situación, hizo otro tanto. Se nos dio la opción de coger los siete euros de la hucha y abandonar la sala. Pero nadie lo hizo; la introducción a cargo del director del montaje, Chris Kondek (Boston, 1962) y los suyos -entre ellos un par de actores catalanes totalmente integrados en sus respectivos papeles, estupendos los dos-, había sido de lo más golosa. Ya teníamos el gusanillo del juego en el cuerpo. Había que jugar.
DEAD CAT BOUNCE
Creación y dirección: Chris Kondek. Dramaturgia: Christiane Kühl. Intérpretes: Chantal Aimée, Àlex Brendemühl, Chris Kondek, Christiane Kühl, Víctor Morales. Escenografía: Herbert Klitzsch. Música: Hannes Strobl. Vídeo: Chris Kondek. Teatre Lliure, Espai Lliure. Barcelona, hasta el 8 de mayo.
¡Ganamos! Dos céntimos
¡Y ganamos! Dos céntimos por espectador. Pero no sin antes sufrir un poco y reírnos mucho. El espectáculo tiene una parte muy didáctica -incluso los más profanos en el tema fuimos capaces de entender cómo funciona el mundo de los brokers y darnos cuenta de lo apasionante que puede llegar a ser- y otra más reflexiva a través de fragmentos de entrevistas a economistas y especialistas en el asunto que se proyectan en vídeo. Ambas, perfectamente imbricadas, son expuestas desde el lado más lúdico de la cuestión, el del juego.
Todo ello, además, afectado constantemente por el sube y baja real de las acciones a las que jugamos; con un alto porcentaje, pues, de improvisación. Y claro, cada función es distinta, hasta el punto que si no se llega al 1% de beneficios, la cosa se acaba y todos a casa. Ya ha ocurrido otras veces. De hecho el montaje se estrenó en 2005, ha ganado varios premios y ha supuesto el reconocimiento de Kondek como director. Antes había trabajado, como cineasta y diseñador de vídeos, con The Wooster Group, Laurie Anderson, Michael Nyman y Bob Wilson. Y otro dato más: el título, que significa algo así como "el rebote del gato muerto", es en realidad un término financiero: incluso un gato muerto es capaz de rebotar en el suelo si cae desde cierta altura, pero que rebote -y en el mundo bursátil el rebote se expresa con esas curvas ascendentes de los gráficos- no significa que esté vivo. Es decir, que los índices suban de repente no implica que vayan al alza. Ténganlo en cuenta.
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