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OPINIÓN
Columna
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Donde dije digo

Juan Cruz

Donde dije digo, digo Diego. A Mariano Rajoy se le trabó el otro día ese refrán; es un trabalenguas, lógico que se le haya trabado. Donde dije digo, digo Diego. Es útil: dices algo y lo tachas, y dices lo otro. Hay otro refrán que sirve para los tontos: rectificar es de sabios. Dices una tontería, rectificas y ya eres sabio.

Refranes aparte, lo que preocupa de los que dicen digo después de haber dicho Diego es lo que pasó el otro día con Miguel Arias Cañete, que fue ministro popular y luego famoso porque dijo (y no Diego) que antes los camareros (le) servían mejor. Independientemente de la fama, el popular político popular habló el último fin de semana en la Ser del ahora ya ex ministro de Economía Pedro Solbes, a quien su partido había puesto banderillas todo el tiempo mientras mandó.

Pero ahí funcionó el refrán. Donde dije digo, digo Diego. Para Arias Cañete, el ministro Solbes era un hombre de prestigio universal que había salido del Gobierno para dejar a éste en mantillas económicas. Es posible, claro, que la salida de Solbes tenga ese efecto, pero lo que se pregunta el sentido común es qué hubiera pasado si eso mismo se lo hubieran dicho mientras ejercía su complicadísimo cargo tan cerca del presidente del Gobierno: que usted es muy bueno.

Hablar de otro es lo que hacemos cada día, y cada día rectificamos nuestras opiniones, o porque los otros cambian, o porque cambiamos nosotros. Pero ¿cómo puede ser alguien malo y bueno casi simultáneamente? Puede serlo. Por ejemplo, puede ser malo en España y bueno en Europa. La Teoría Cañete se desarrolló así en el programa A vivir que son dos días, que ese día dirigía Isaías Lafuente: "Solbes tiene mucho prestigio en la Unión Europea, pero estaba agotado en España". Pero aquí lo habían puesto a caldo, le dijo Isaías. "Es que aquí no se impuso; ahora bien, en Europa era serio y riguroso".

La Teoría Cañete derivó hacia la sustituta de Solbes, y ahí aplicó la Teoría del Terremoto. La Teoría del Terremoto proviene de un cuento cortísimo de la escritora argentina Ana María Shua que ella misma citaba en la entrevista que le hizo en Babelia el sábado santo Sol Gallego-Díaz: "Terremoto busca profeta". Pues con respecto a Elena Salgado Cañete hizo lo que muchos estos días con esa ministra y casi con todos los demás, incluido José Blanco. Se convirtió en profeta del terremoto. Lo hará mal. No tiene carácter para enfrentarse a Zapatero. ¿Y si se equivoca Cañete? Dirá que donde dijo digo... -

jcruz@elpais.es

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