En el centenario de Sawa
Asisto a la XII Noche de Max Estrella, que organiza el Círculo de Bellas Artes, bajo la sabia y animadísima égida de su secretario general, Ignacio Amestoy. La XII Noche de Max Estrella, que se celebra la víspera del Día Mundial del Teatro, rinde homenaje, en el centenario de su muerte, al escritor bohemio Alejandro Sawa. Max Estrella es el personaje que, calcado sobre la vida de Alejandro Sawa, protagoniza Luces de bohemia, el inmortal esperpento de Valle-Inclán. Pero, ¿es realmente inmortal este esperpento o simplemente decimos que es inmortal por inercia académica, incluida en la inercia la soberbia edición de la obra que el académico Alonso Zamora Vicente publicó en la colección Clásicos Castellanos de Espasa Calpe? El Teatro del Temple representa espléndidamente algunas escenas de la obra en la XII Noche de Max Estrella y me sigue pareciendo que este esperpento seguirá vivo allá por el siglo XXXVIII cuando nos reunamos, en nuestra vigésima reencarnación, con Amenofis IV y Gálvez, Gómez Carrillo, Zamacois y Ernesto Bark, los colegas bohemios de Alejandro Sawa, en la Chocolatería de San Ginés tras alguna juerga nocturna. Pero, por si me he ofuscado por un exceso de simpatía valleinclanesca -leí, en mi primera juventud, con ferviente placer la obra casi completa de Valle-Inclán-, al día siguiente leo algunas escenas de Luces de bohemia y me ratifico en mi juicio. El acierto de Valle-Inclán, que comparte vitriolo satírico, visión cinematográfica del drama y signo astrológico -Escorpio- con el maestro Rafael Azcona, es pleno. Luces de bohemia es una obra coral, ambientada en un Madrid brillante, absurdo y hambriento y, por tanto, en alguna medida, homologable al Madrid actual porque la brillantez, el absurdo y la sombra del hambre de los años veinte del siglo pasado vuelven a asomar hoy en Madrid, según cantan las aciagas cifras del paro.
El absurdo y la sombra del hambre de los años veinte del siglo pasado vuelven a asomar hoy, según las cifras del paro
Vistas así las cosas, es, pues, el momento de leer España, historia de un fracaso (Ediciones B), de Fernando de Orbaneja, cuya excelente y agilísima prosa y vitriolo informativo le elogié a su autor -y hay que dejarlo bien claro, Fernando de Orbaneja- en la reciente presentación, en la sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés de la calle de Serrano, 52, de Todos los evangelios. Canónicos y apócrifos (EDAF), excelentemente editados por Antonio Piñero. La historia de España, que Fernando de Orbaneja cuenta en 400 páginas desde Atapuerca a la crisis actual, es tema central de Luces de bohemia y también los evangelios son mencionados en esta obra que suscita también esta pregunta capital: ¿y cómo es la lengua de Luces de bohemia? Es una lengua de registro coloquial que sólo utiliza frases enfáticas cuando Valle-Inclán las pone en boca de personajes nacidos para expresarse con el engolamiento del énfasis. Alonso Zamora Vicente escribió, en 1974, en el prólogo de la edición mencionada, que Tirano Banderas, de Valle Inclán, es la mejor novela española del siglo XX. No entraré a este debate que, por sus dimensiones, me parece tan inabarcable como el callejero madrileño, que pare tan prolíficamente calles como lanzan las editoriales novelas a los puntos de venta. ¿Y cómo es la prosa de Tirano Banderas? Es una prosa, abras la novela por donde la abras, de registro tan enfático que te produce la sensación de estar leyendo un guión cinematográfico de las ultracultas Soledades de Góngora ambientadas en México. Leer Tirano Banderas es lo más parecido a escalar el Himalaya de rodillas.
La XII Noche de Max Estrella, a lo largo de cuatro horas, peregrina por las calles de Madrid y es una extraordinaria lección de historia. La peregrinación se inició con una concentración de bohemios frente a Casa Ciriaco, en la calle Mayor, 84. Hubo visita a Santa Clara, 3, donde se suicidó Larra. Calderón murió en Mayor, 61. En Mayor, 46-48 nació Lope de Vega. La visita al Madrid valleinclanesco finalizó en el Círculo de Bellas Artes. Alejandro Sawa murió en Madrid, en la calle del Conde Duque, 3, el 3 de marzo de 1909, a los 47 años, ciego, loco y en la miseria. Al día siguiente, a las tres de la tarde, fue enterrado en el Cementerio del Este. Alejandro Sawa debutó como escritor en las filas del naturalismo, el movimiento literario que puso su arte al servicio del proletariado renovando la literatura con temas socialmente candentes. Rescato de mi biblioteca Alejandro Sawa. Mito y realidad (Turner), un libro magnífico de Allen Phillips que no había leído. Alejandro Sawa es autor de novelas con títulos tan llamativos como La mujer de todo el mundo, Crimen legal, Declaración de un vencido, Noche, Criadero de curas. Tras su muerte, se publicó su dietario -vaya palabreja- Iluminaciones en la sombra, que Manuel Aznar Soler califica como la auténtica biblia de la literatura bohemia finisecular.
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