Domesticar a los gigantes
Geithner opta por regular más los bancos grandes que los pequeños
A Tim Geithner se le ha ocurrido una idea audaz: un impuesto a los que son "demasiado grandes para quebrar". Otros países deberían plantearse copiar el ejemplo del secretario del Tesoro estadounidense.
En los viejos tiempos, los reguladores bancarios pensaban que más grande era más seguro, y daban más margen de maniobra a las instituciones de mayor tamaño. Pero la crisis actual ha hecho entender a la fuerza otro razonamiento: cuanto más grande y más intrincada sea una institución, más caos provoca si tiene problemas. O bien recibe ayuda pública como American International Group (AIG), Citigroup, Royal Bank of Scotland o UBS, con un gran coste para el contribuyente, o se derrumba, como Lehman Brothers, y siembra de escombros todo el sistema financiero.
La solución de Geithner es regular las instituciones financieras gigantescas y complejas más estrictamente que las pequeñas y sencillas. En caso de que el Congreso acepte tal propuesta, las instituciones necesitarán más capital y activos líquidos y una gestión del riesgo más rígida.
Este plan presenta dos ventajas. En primer lugar, una regulación más estricta haría menos probable que dichas instituciones asumieran grandes riesgos. En segundo lugar, este régimen -en especial los requisitos más estrictos de capital y liquidez- saldrá caro a las instituciones afectadas. A no ser que haya economías de escala para seguir siendo grandes, a estos colosos podría resultarles económicamente atractivo descomponerse en trozos. Una vez fragmentados, la sociedad ya no tendría que preocuparse demasiado si uno de los componentes fallara.
Geithner no ha especificado qué instituciones se verían afectadas. Pero sorprendería que no abarcase a los grandes: Bank of America, Citigroup, Goldman Sachs, JPMorgan, Morgan Stanley y Wells Fargo. Y unas cuantas empresas no bancarias como AIG, Fannie Mae, Freddie Mac y GE Capital también podrían entrar en la lista.
Es bastante irónico. Tres de estos bancos -Bank of America, JPMorgan y Wells Fargo- han crecido con la crisis comprando otros como ellos que estaban en apuros (Merrill Lynch, Bear Stearns y Washington Mutual y Wachovia, respectivamente). Es más, lo han hecho a instancias del Gobierno. Por eso, podemos esperar protestas por lo injusta que es la vida cuando Geithner intente que se apruebe su plan.
Y también podemos esperar quejas similares si otros países siguen el ejemplo. Dos de los principales candidatos británicos a un impuesto por ser demasiado grandes para quebrar serían Barclays y Lloyds. El primero se tragaba el negocio estadounidense de Lehman; el segundo devoraba HBOS. En Francia, el principal banco es BNP Paribas, que acaba de darse un festín con buena parte de Fortis, el grupo del Benelux que se encontraba al borde de la quiebra. Sancionar a dichos bancos con reglamentaciones más duras no sentará bien ni a sus jefes ni a sus accionistas. Pero ésa no es razón para echarse atrás.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.