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Reportaje:

Sin Freire pero con Armstrong

El cántabro, con dos costillas rotas, verá por la tele el regreso del tejano en 'la Sanremo'

Carlos Arribas

Es viernes, acaba de llegar la primavera y Óscar Freire no está en Milán, una incongruencia casi tan incongruente como el hecho de que se haya roto un hueso -bueno, dos; dos costillas- por primera vez en su carrera ahora que tiene 33 años y ya lleva más de diez jugándose el tipo. La Milán-San Remo, la Sanremo como se la conoce popularmente por el nombre en italiano, una sola palabra, de su ciudad de destino; la clásica fetiche del ciclismo español, cumple 100 años y Freire, que la ha ganado dos veces, la verá por televisión desde su casa de Suiza.

A Freire le quedan dos grandes objetivos que se le resisten: convertirse en el corredor español con más sanremos (está empatado a dos con Miguel Poblet) y el único en el mundo con cuatro títulos mundiales (lleva tres). El primero se retrasará, al menos, un año. Lo suficiente para deprimir al más optimista. Pero no al cántabro de Torrelavega. "He tenido suerte de no haberme roto nada antes cuando otros casi se rompen un hueso al año", dice Freire, de buen conformar, una filosofía vital que la experiencia no ha hecho más que ratificar. "No hay mal que por bien no venga. Y prefiero romperme ahora que no a final de año. En 1999 gané mi primer Mundial después de haberme pasado lesionado casi toda la temporada. Y ésta, en la que no sé cuándo volveré, posiblemente ya en mayo, seguramente llegue con más ilusión que otros años al Tour para tratar de repetir el maillot verde [al mejor por puntos, por regularidad, en las llegadas]. Porque el cansancio no se nota en las piernas, sino en la cabeza, y así estaré más fresco", añade.

Su calma, inhabitual en un deportista, una especie que se comporta como un león enjaulado llegado el momento de la rehabilitación, la refuerza su esposa, Laura, que también rompe el tópico que quiere que la mujer de un deportista no le aguante en casa más de lo estrictamente necesario. "Ella misma me dice que me lo tome con calma, que no regrese hasta que esté totalmente recuperado", explica Freire; "y yo estoy de acuerdo. Si fuera más joven, volvería la próxima semana misma a la Vuelta a Castilla y León, pero lo único que puedo ganar es que una caída me reabra las fracturas. Si no estoy bien para vencer, no tiene sentido correr. Y lo mismo me planteo para la del País Vasco y las clásicas de abril. Si no estoy bien, no voy con mentalidad para pasar el peligro sólo por sobrevivir. Y me encantaría correr el Giro, pero sólo si me veo con posibilidades de ganar etapas".

Su experiencia como espectador -"he visto la Tirreno-Adriático, mi especialidad, y la París-Niza de Alberto Contador", dice- le permite aventurar un análisis sobre lo que ocurrirá hoy en los casi 300 kilómetros que llevan desde el castillo Sforzesco del centro de Milán hasta el lungomare (paseo marítimo) Italo Calvino, en el florido Mediterráneo de San Remo. "Como yo no estoy", dice Freire, "la carrera va a ser más loca. Mi equipo, el Rabobank, no estará para controlar y no veo a muchos otros con capacidad o voluntad de hacerlo, por lo que es probable que no haya sprint, que Bennati o Petacchi se queden con las ganas. Una escapada de siete u ocho, no más, puede llegar".

Cobrará entonces protagonismo la Cipressa, la penúltima subida, tras los Cabos y antes del Poggio. Y allí, subiendo y, sobre todo, bajando, podrían marcar diferencias dos españoles, Juan Antonio Flecha, compañero de Freire, y Luis León Sánchez, reciente ganador de la París-Niza. "Flecha necesita ser más vivo, menos generoso, y Luis León tiene fuerza de sobra, pero le falta experiencia para colocarse bien", matiza Freire.

No habla Freire de Lance Armstrong, que hace seis años que no disputaba la Sanremo y que regresa a Europa en una clásica que nunca le ha ido bien. "Va a ser muy peligrosa", dice el tejano, que se mostró feliz por volver a Italia, aunque sólo se ve con fuerzas para sobrevivir: "Mi única ambición es tener un día seguro".

Óscar Freire, en 2007 exultante por su segunda victoria en la clásica italiana.
Óscar Freire, en 2007 exultante por su segunda victoria en la clásica italiana.EFE

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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