Al estilo de Hugo Sánchez

Antes de empezar el partido, Hugo Sánchez, entrenador del Almería, confesó públicamente su envidia puesto que sus jugadores tenían la ocasión de jugar contra el Barcelona y él se quedaba en el banquillo. "Me cambiaba por ellos ahora mismo", dijo el ex delantero, pensando seguramente en Negredo, su delantero centro, criado en el Real Madrid, 16 goles en lo que va de curso. Negredo no remató a puerta en todo el partido y quien hizo anoche de Hugo fue Bojan Krkic.
"Creo que no he visto a nadie mejor que Hugo dentro del área", elogió Guardiola al mexicano el sábado. Se cruzaron sólo una vez siendo futbolistas, en Vallecas. Hugo Sánchez, en el Rayo, marcó dos goles de penalti, pero el Barcelona ganó por 2 a 4 aquel partido.
Bojan, anoche, ante sólo 9.300 espectadores, también marcó dos goles. Muy a lo Hugo, además: enchufó los dos únicos balones que pilló dentro del área de Diego Alves, que lo había parado todo durante el primer tiempo pero que se venció al instinto del Noi de Linyola. Le bastó con recoger un remate de Messi al palo (van 28 del Barça este curso) para enfilar el triunfo. Otra combinación estelar entre Iniesta y Messi, esta vez con participación de Alves, le habilitó para sentenciar el duelo. Juega el de Lleida con eficiencia por banda, cuando corresponde, pero cada vez que se centra resulta letal porque lo suyo siempre fue mirar a portería.
Titular por segunda vez en lo que va de Liga -Guardiola, otra vez, combinó tanto que la alineación era inédita en lo que va de curso-, Bojan ha participado en 29 partidos este curso. El delantero resultó tan decisivo como lo fue la pasada temporada en el mismo campo. Entonces, un gol suyo valió para igualar el duelo; anoche le dio tres puntos a su equipo. "Lo importante es haber ganado y seguir recortando jornadas al campeonato", dijo Bojan. "Estoy contento por él, necesitábamos los goles y vinieron", apuntó Messi.
A Bojan le sustituyó Eto'o en el minuto 66. Fue una declaración de principios, con la que Guardiola puso picante en el campo. Sucedió que el Barça durmió el partido y dejó de mirar a portería, hasta el punto de pasarse la pelota durante un minuto y 21 segundos en una jugada en la que participaron diez jugadores. Todos menos Valdés.
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