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Crítica:DANZA | El llac de les mosques
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Viaje con Sol

Trepidante, audaz y fluido es El llac de les mosques, el último espectáculo de la bailarina y coreógrafa Sol Pico. Una pieza en formato de concierto de rock & roll que en vez de cantante tiene a una sexy bailarina, encarnada por la poliédrica bailarina alicantina. Picó, en esta obra, invita al público a viajar a través de sus coreografías anteriores, pero no se trata de un viaje nostálgico, sino de una ruta trepidante y llena de energía en la que la autora resurge renovada, es una serpiente que cambia de piel a ritmo de rock.

El grupo musical que acompaña a la bailarina es pieza clave en el espectáculo: Mireira Tejero (saxo y voz), Mercè Ros (batería y voz), Jordi Pegenaute (guitarra y voz) y Joan Rectoret (bajo y voz) forman parte activa del espectáculo con su entregada interpretación.

El llac de les mosques

Dirección y coreografía: Sol Picó. Bailarines: Sol Picó y Valentí Rocamora. Dirección musical: Mireiza Tejero. Músicos: Mireia Tejero (saxo y voz), Mercè Ros (batería y voz), Jordi Pegenaute (guitarra y voz), Joan Rectoret (bajo y voz). Actor y maquinista: Joan Manriques. Escenografía: Joan Manrique. Vestuario: Sol Picó y Valèria Civil. Iluminación: Sylvia Kuchinow. Barcelona, Mercat de les Flors. Hasta el 8 de marzo.

Al principio de la pieza, la Picó sale peinada con una larga trenza morena, que acabará arrancada por el magnífico bailarín Valentí Rocamora, los dúos entre ambos destilan electricidad y pasión. Ella sigue con su eterno papel de devoradora de hombres y él se muestra pendenciero y altanero. Ambos se marcaron un apasionado tango; si a ello le añadimos la trepidante interpretación musical, el resultado es un espectáculo refrescante e imaginativo, al que la Picó también ha querido ponerle algunos trucos de magia y humor. Sorprende el fragmento en el que la bailarina desaparece dentro de una lavadora.

En este espectáculo la Picó reflexiona sobre la edad, lo deseos nunca alcanzados y las ilusiones perdidas. Es una reflexión optimista que atrapa al espectador por la vitalidad de sus imágenes. Como ya es habitual, no podía faltar el solo de Picó, deslumbrante y provocadora, con sus eternas zapatillas de punta rojas (en esta ocasión se marcó un virtuoso zapateado). Al final de espectáculo, la bailarina, tras un chispeante strip-tease, se viste con una especie de armadura blanca e invita al público a que escriba sobre ella sus opiniones sobre el espectáculo o sus números de teléfono. Fueron muchos los espectadores que la noche del jueves aceptaron la invitación de la Picó. Al terminar El llac de les mosques, el público aplaudió calurosamente a cada de sus intérpretes.

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