La última genialidad de Ronaldinho, en el Calderón
Cualquier día, en la campiña de Varesse, a 20 kilómetros de Carnago, donde está ubicado el MilanLab, la ciudad deportiva del Milan. La música, a todo trapo; los perros, correteando por las arboledas que circundan la mansión diseñada en su día para el actor Hugo Tognazzi; un lago con vistas y... siempre rodeado de su gente. Ronaldo de Assís, Ronaldinho, descartó vivir en la ciudad de la moda para recluirse en una villa con su cuñado, su hermana y su madre. El propósito, entre otros, era demostrar al Milan -pagó 21 millones de euros al Barça con la posibilidad de llegar a 25 según las variables- su compromiso y su desvinculación de las farras nocturnas. Ronnie, con el 80 a la espalda, se ha desligado de la farándula. Pero no ha recuperado su magia. Desde el 1 de marzo de 2008 no se le ve una genialidad, una chilena preciosa como la que hizo ese día en el estadio Calderón cuando aún vestía de azulgrana.
Un año después de su último gol de azulgrana, el astro sigue varado en Milán
"Es un chico bravo y serio. Se porta de fábula", dice el director del club
Fue una obra de arte. Eto'o abrió el balón a Xavi, que, desde el lateral del área, lo colgó al punto de penalti, donde Ronaldinho se elevó y ejecutó una chilena sensacional que dejó clavado a su marcador, Valera, y superó la estirada del portero, Abbiati. Un gol maravilloso, aunque estéril porque el Atlético venció (4-2). Una despedida de Ronnie, que sólo defendió la zamarra barcelonista dos veces más, ante el Celtic en la Champions y frente al Villarreal en la Liga. Acusado de simular problemas musculares, de ausentarse de los entrenamientos y de una desenfrenada vida nocturna, se marchó del Barça por la puerta de atrás.
Aunque durante la primera fase de la temporada en el Milan Ronaldinho recogió todo tipo de elogios por sus goles a balón parado y su tanto al Inter (contabiliza siete dianas en la Serie A y dos en la Copa de la UEFA), pronto se difuminó su regate. El técnico, Carlo Ancelotti, acabó por sentarle en el banquillo y dio la titularidad a Pato, un delantero rapidísimo y sobrado de técnica. "Es mejor que Ronaldinho", dijo en La Gazzetta dello Sport. Aunque luego rectificó: "[Ronnie es un fuera de serie y hace todo lo que se espera de un campeón". Su vida nocturna, además, parece nula. Suele cenar con el propio Pato y con Emerson o se marcha de compras con Antonini, su amigo italiano en el equipo. "Es un chico bravo y serio que se porta de fábula", le defiende Ariedo Braida, director general del Milan, que atiende al teléfono. "Siempre se ha entrenado muy bien", explican desde el área técnica del Milan.
Ronaldinho salió ayer de MilanLab cojeando, con el talón inflamado, el que le privó de jugar en el empate ante el Werder Bremen y que supuso la eliminación del equipo italiano en la Copa de la UEFA. "Tampoco estará en el partido ante el Genoa", confirman desde su entorno; "se le probará con antinflamatorios la próxima semana". Braida, sin embargo, aclara la situación: "Que nadie dude de que estamos muy contentos con él". Se echan de menos, sin embargo, las genialidades que le auparon a lo más alto. Como la chilena del Calderón.
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