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Reportaje:Empresas & sectores

Dos obuses contra la Bolsa

La llegada a España de rivales de BME coincide con una caída del negocio

David Fernández

Terra incognita para BME. El holding que agrupa los mercados bursátiles españoles se enfrenta a un escenario hasta ahora desconocido. La crisis económica provoca una caída en los volúmenes de contratación tras 10 años de crecimiento ininterrumpido. El descenso de la negociación coincide con la llegada de plataformas bursátiles alternativas a España. Chi-X inició sus operaciones el pasado mes de enero y mañana tendrá su bautismo Turquoise.

La negociación bursátil es clave para las ventas de BME. Las malas perspectivas económicas, la restricción crediticia, la competencia de los bancos y los reembolsos de los fondos han pasado factura a la actividad del parqué. En 2008, el volumen de negocio fue un 25% inferior al de 2007, y en el inicio del nuevo ejercicio la tendencia negativa se ha agravado.

El pago de un dividendo extra debe tener el visto bueno de la CNMV

"Nuestros clientes tienen una capacidad de inversión inferior a la de hace unos meses, pero el volumen de contratación de 2008 sigue siendo bueno si tenemos en cuenta que el Ibex 35 ha caído en valoración un 40%. La diferencia entre la caída del valor del mercado y la negociación sugiere que la actividad bursátil no ha caído tanto", argumenta Javier Hernani, director financiero de BME. "Es difícil predecir el comportamiento de los volúmenes de contratación, pero, tras la fuerte corrección de los últimos meses, el mercado está encontrando un suelo", añade.

Los resultados del operador bursátil han empezado a notar el descenso de la negociación. En los nueve primeros meses de 2008, la facturación cayó un 6,1%, mientras que el beneficio neto se contrajo un 3,3%. "El último trimestre ha sido inferior en volúmenes, por lo que el resultado anual seguramente será algo menor que los acumulados hasta septiembre. No obstante, la compañía ha aguantado bien un año complicado", explica Hernani. ¿Y 2009? "Dependerá de cómo se comporte la negociación. BME tiene una ventaja frente a sus rivales como es su eficiencia en el manejo de costes, que nos permite tener una capacidad de aguante de la rentabilidad muy superior".

El modelo de BME es muy dependiente del negocio de renta variable. El 45% de su Ebitda procede de dicho área. Esta estructura, según los analistas, es buena en épocas de euforia bursátil, pero puede pasar factura en fases bajistas como la actual. Desde 2004, la compañía ha iniciado un proceso de diversificación para generar recursos de actividades no ligadas a los volúmenes de contratación. "Hemos logrado cubrir los costes totales con ingresos de los negocios no vinculados a la contratación, un objetivo estratégico de la compañía, lo que quiere decir que, al ser un grupo de costes fijos, cada euro que facturamos en renta variable o derivados es margen", según el director financiero.

La entrada en vigor en 2007 de la Mifid, la directiva europea sobre mercados financieros, ha acelerado el desarrollo de plataformas bursátiles alternativas cuya principal baza son las tarifas. El operador español, sin embargo, cree que en nuestro país se dan una serie de circunstancias que dificultarán el desarrollo de estos competidores. El mayor obstáculo, según Hernani, tiene que ver con la alta liquidez de las grandes compañías españolas cotizadas, un factor que reduce el diferencial entre el mejor precio de compra y el mejor precio de venta. Eso significa que para que un inversor esté interesado en contratar a través de estos operadores tienen que ofrecer el mismo tratamiento que la Bolsa principal, es decir, los bancos que están detrás tienen que poner la liquidez suficiente porque, de lo contrario, se verán forzados a barrer bastantes precios hasta completar la orden.

"La tarifa es una parte mínima del coste total de la transacción. El coste real que el inversor paga es el impacto de mercado, el diferencial de precio entre la oferta y la demanda de un valor, y este diferencial se establece en función de la liquidez que un mercado es capaz de aportar. Se puede aparentar ser la empresa más barata del mundo, pero si una orden de Telefónica se ejecuta a precios peores, al cliente le habrá salido la orden mucho más cara que en un mercado líquido como BME".

La crisis financiera parece que acelerará un fenómeno que ya se había iniciado en el sector: la concentración. De momento, BME ha ignorado todo tipo de cortejos. "Nuestra prudencia se demuestra ahora acertada. Sin descartar nada, somos conscientes de que gestionamos una gran compañía y cualquier operación tendría que cumplir una serie de requisitos de riesgo y rentabilidad". El único movimiento del holding ha sido la compra del 1% de la Bolsa mexicana. "Latinoamérica es nuestro mercado natural para crecer". El potencial interés acerca de una fusión con BME encuentra un obstáculo. Cualquier compra de acciones que supere el 1% del capital debe contar con la aprobación de la CNMV. Los analistas creen que esto penaliza la cotización. "Este límite nos preocuparía si la liquidez del valor no fuese satisfactoria, pero sí lo es. Nosotros nos limitamos a informar sobre este requisito a todos los potenciales inversores para evitar sorpresas".

La cotización de BME ha sufrido un duro castigo. Salió a Bolsa en julio de 2006 a 31 euros y ahora vale menos de 17 euros. El mercado especula con que el holding vuelva a pagar un dividendo extra con los cerca de 300 millones de euros que tiene en caja. "El consejo siempre estudia la remuneración a sus accionistas. El pago del dividendo extra o la recompra de acciones son opciones que, al implicar una disminución de los fondos propios, deben contar con el visto bueno de la CNMV".

La ambición de los aspirantes

Las nuevas alternativas para invertir en España se llaman Chi-X y Turquoise. La primera está respaldada por el banco japonés Nomura y la segunda tiene en su accionariado a entidades como Citigroup, Credit Suisse y BNP Paribas. Aunque el aterrizaje en nuestro país de estas plataformas alternativas se ha retrasado por diferentes requisitos administrativos, sus previsiones de crecimiento son bastante ambiciosas.

Chi-X empezó sus servicios en enero pasado. "Creemos que la competencia traerá grandes beneficios a los inversores españoles y mejorará los servicios a los clientes, tal y como ha ocurrido ya en otros países europeos", explica Peter Randall, consejero delegado para Europa de esta plataforma. "Durante muchos años, las Bolsas europeas tradicionales no han sido presionadas con competencia alguna y siguen cargando a sus inversores altas tarifas, su tecnología es bastante lenta y las capacidades que ofrecen no sirven para satisfacer las demandas de la comunidad inversora", añade Randall. Chi-X ya negocia cerca del 10% de todo el volumen de contratación que se genera en Europa.

Turquoise, por su parte, empezará mañana sus actividades. "Aunque es difícil de cuantificar dado lo especial del mercado español, creemos que aspirar a tener una cuota de mercado del 5% en los próximos meses es perfectamente factible", asegura Oriol Pujol, portavoz de la plataforma en España. "Somos mucho más competitivos que BME para órdenes de tamaño institucional. Para pequeños volúmenes, los cánones que carga la Bolsa nos limitan un poco", explica. A partir del 28 de febrero, Turquoise estará plenamente operativa y ofrecerá una plataforma de negociación integrada para los 35 valores del Ibex; para el resto, los inversores podrán acceder a un dark pool (órdenes ocultas). -

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.
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