"La inversión es ya un 25% menor"
Fatih Birol (Ankara, 1958) es economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Acaba de participar en la cumbre económica de Davos y, en conversación telefónica, deja patente su temor a que la crisis financiera se transforme en una crisis energética.
Pregunta. ¿Es sólo la demanda la que ha provocado el desplome del precio del petróleo?
Respuesta. Los precios del petróleo están principalmente marcados por el colapso económico. Si tenemos en cuenta los fundamentos del mercado petrolero, tanto para la demanda como para la oferta, a largo plazo, y una vez que la economía se recupere, todavía tendremos presiones más fuertes que las actuales. Eso significa que, una vez que la economía se recupere, los precios subirán de nuevo.
P. ¿Hasta qué nivel?
R. Es difícil dar una cifra, pero puedo decirle que en muchas áreas del mundo necesitamos precios más altos que los actuales para extraer petróleo. Me refiero, por ejemplo, a las plataformas en aguas profundas o a las arenas de Canadá. Para que esos proyectos sean rentables, los precios deberían situarse entre los 70 y los 80 dólares por barril.
P. ¿Sería ése el precio del equilibrio?
R: Podríamos decir que sí. A ese nivel muchas fuentes alternativas de petróleo, como las que he mencionado, serían rentables sin que el precio penalizara la actividad económica.
P: ¿Y cuándo prevé que pueda producirse el repunte de la economía y, con ello, la demanda de petróleo?
R. La semana pasada estuve en Davos y allí hubo coincidencias sobre las dudas que genera la salida de esta crisis. Hay quienes hablan de un rebote a finales de este año y otros, de que no habrá una recuperación hasta el año que viene. Los economistas tampoco se ponen de acuerdo a la hora de decidir cómo será esa recuperación, suave o fuerte, o si los países emergentes registrarán un fuerte repunte y volverán los problemas derivados del transporte, sobre todo en países como China o la India. Hay muchas incógnitas.
P. ¿Cómo afecta la crisis financiera al sector petrolero?
R. Muchas empresas no pueden acceder al crédito para financiar sus planes de inversión. Eso se está produciendo, sobre todo, en los países de fuera de la OPEP. Según nuestros cálculos, entre cancelaciones de proyectos y retrasos en la ejecución, la inversión ya es entre un 20% y un 25% menor a la del año pasado. Y eso puede ser un serio problema si, como sucedió tras la crisis de 2001, la recuperación trae consigo un fuerte incremento de la demanda.
P. ¿Y qué puede suponer eso para el futuro?
R. Es un escenario preocupante. La crisis inmobiliaria de Estados Unidos se tradujo en una crisis financiera, ésta en una crisis económica y mi temor es que esa crisis se convierta ahora en una crisis energética, cuyas consecuencias serían tremendas.
P. ¿Y cómo se puede evitar?
R. Los Gobiernos tienen que jugar un papel más fuerte. La crisis financiera no sólo afecta a la inversión petrolera; también está frenando muchos proyectos relacionados con las energías renovables y las nucleares. Para evitar una crisis de oferta en el futuro deben apoyar las inversiones con más subsidios o desgravaciones fiscales. Lo que sea. -
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