La resaca del cocodrilo
De Tailandia se dicen muchas cosas. Por ejemplo, que allí se practican los mejores masajes. Parece lógico que Nacho Vidal, actor, director y productor barcelonés de películas porno, buscase un mes de tranquilidad en este paraíso asiático: alivio para su físico. La idea era acompañar a un amigo suyo, obsesionado con meter la cabeza en las fauces de un cocodrilo y grabarlo para emitirlo en un programa de televisión. Vidal, mientras, aprovecharía para evadirse con una de sus aficiones: las artes marciales. Pero nadie puede esquivar su propio destino. Nada más aterrizar en Bangkok?
¿Qué ocurrió?
En el aeropuerto, de pronto oigo: ?Eh, mira, es Nacho Vidal?. Dos chicos me habían reconocido. Guapos, altos, fuertes. Dos jugadores de fútbol australiano. También iban a pasar un mes allí. Hicimos buenas migas y nos atrapó la juerga. Imagínese: todas las noches acabábamos bebiendo vodka y? bueno, aquel fue uno de los meses más moviditos de mi vida.
Con ese ritmo, dejaría de lado las artes marciales?
¡Qué va! Me levantaba temprano todos los días. Primero me daban un masaje tailandés, con aceites, para espantar la resaca. Me busqué un entrenador de muay thai (lucha tailandesa) y echaba la mañana practicándolo. También estuve viendo combates en el estadio de Lumpini. Visitaría templos, no sé, alguna ruina?
Las ruinas éramos nosotros. En realidad visitamos bastantes lugares. El palacio real y el mercado flotante Damnoen Saduak, en Bangkok. Recuerdo que allí tomamos sopa con trocitos de carne de cocodrilo. Y ¿qué tal?
Sabe a pollo malo. También probamos grillos, cucarachas? Por cierto, ¿su amigo cumplió su objetivo?
Fuimos a un parque de reptiles, pero nos hacían firmar un papel que decía que si metías cualquier extremidad en el sitio equivocado era responsabilidad tuya. Dimos de comer a los bichos y nos largamos. Donde triunfamos fue en la isla de Phi Phi, donde rodaron la película La playa. De pronto surgió de la nada un dragón de komodo [el lagarto de mayor tamaño, puede llegar a pesar 140 kilos]. Mi amigo se abalanzó sobre él y gritó por fin: ?¡Fílmame! ?.
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