Antonio García Duarte, un luchador
Resumir la trayectoria política y humana de alguien como Antonio no es tarea fácil. Su compromiso con los ideales socialistas ha sido y será referente para varias generaciones. ¿Cómo no destacarlo sin aludir además a su exquisita educación, su erudición autodidacta, su vocación de servicio hacia sus organizaciones, especialmente en los momentos clave donde hay que estar? Siempre aprecié su optimismo, su alegría, su arte recitando poesía, cantando flamenco, y el profundo amor a su familia y a su tierra.
Antonio García Duarte, periodista, casado y con tres hijos, nos ha dejado hace unos días a la edad de 89 años. Militante desde los 14 en las Juventudes Socialistas de Málaga, fue uno de los oficiales más jóvenes del Ejército de la República, siendo posteriormente duramente represaliado y recluido en el campo de concentración de Albatera.
Antonio era un convencido, un hombre valiente, un luchador imprescindible capaz de cantar encarcelado y a media voz la Internacional un primero de mayo de 1939 con otros compañeros socialistas sabiendo que podía ser castigado con un fusilamiento inmediato.
Desterrado a Barcelona tras tres años detenido, contacta enseguida con otros compañeros y juntos organizarán las JJ SS de Cataluña, de las que llegó a ser su secretario general en la clandestinidad.
En 1949, informado de los riesgos y asesorado por sus compañeros, decide exiliarse a Toulouse, donde Rodolfo Llopis, secretario general del PSOE en el exilio, le incorpora como secretario personal.
Asumió distintos cargos en la organización hasta llegar a la redacción del Socialista. A su propuesta se editó Renovación, órgano de prensa de las Juventudes Socialistas, y también se responsabilizó de la edición del boletín de la UGT. Ocupó cargos de forma ininterrumpida en las comisiones ejecutivas de UGT y del PSOE.
A su regreso a España en 1976, en las primeras elecciones de 1977 es elegido senador y reelegido holgadamente por los malagueños hasta 1996. Málaga y Antequera le premiaron con las más altas distinciones nombrándole hijo adoptivo.
En la carta que siempre conservó escrita por su padre en capilla el día antes de ser fusilado (6-2-1940) le decía:
"(...) Muero tranquilo pensando en ti y en tu santa madre; pienso también en la mía, con quien voy a unirme dentro de poco. Mi último pensamiento sois vosotros. Adiós, serenidad y valor como yo lo tengo. Viva España, viva Antequera y vivan nuestros ideales...".
Antonio, ha llegado la hora de unirte a ellos y a todos los compañeros que emprendieron viaje antes que tú, ligeros de equipaje como diría el poeta, tu tocayo. Tu equipaje nos lo dejas en consigna a nosotros, tus compañeros y amigos.
Manuel Simón fue miembro de la Comisión Ejecutiva Confederal de UGT.
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