Dos días de revolución
Tras la asamblea del 7 de diciembre, el Madrid frenó sus proyectos a largo plazo para apostar por la improvisación
Las máquinas del TEC, el centro de alto rendimiento ideado por Walter di Salvo, no han sido estrenadas todavía. Descansan en una de las salas de Valdebebas. "Son de última tecnología, a ver si se van a utilizar o no. En teoría a partir de enero se inaugura el centro", comenta un empleado del club. Hasta hace un par de semanas lo que decía Di Salvo iba a misa. Fue uno de los fichajes estrella de Ramón Calderón: quería que el Madrid se pareciese al glamoroso Milan Lab del club de Silvio Berlusconi. Dicho y hecho, Di Salvo rescindió su contrato con el Manchester y aterrizó en Chamartín. El club le concedió plenos poderes, tanto que en el contrato de Bernd Schuster figuraba que la parcela física era de control absoluto del preparador italiano. Éste fichó a su vez a un preparador físico, Jordi García, para que hiciese el trabajo de campo.
El presidente echó a Schuster, postergó a Di Salvo y sustituyó a Michel por Lozano
Ahora, el que corretea con los jugadores en el césped de Valdebebas y en los calentamientos previos a los partidos es Marcos Álvarez, el segundo de Juande Ramos. Mientras, García se limita a cuidar de los suplentes. Di Salvo, que antes entregaba cada lunes el plan de entrenamiento semanal y vigilaba en chándal a su segundo a pie de campo, se ha puesto el traje. En el contrato de Juande no se conceden plenos poderes a nadie. El técnico manchego ha traído a su propio segundo, con el que trabaja desde hace seis años, y el día de su presentación dejó claro como irían las cosas. "Marcos se encargará de la preparación física, contaremos eso sí con la ayuda y la colaboración de todos los demás". Resultado: el Madrid cuenta con tres preparadores. "Di Salvo no quiso enfrentarse nunca a Schuster, trabajaban por separado. Si no le echan ahora es porque cuesta demasiado dinero. Todavía se está pagando a Capello, al que le quedaban dos años de contrato cuando le echaron", explica un empleado del club.
Quizás Michel Salgado se refiera a eso cuando dice que en el Madrid nadie se pone de acuerdo para ver quien manda. "El problema es que aquí no existen proyectos a largo plazo, si no a un mes", comentó en una entrevista hace una semana. Precisamente, el centro de alto rendimiento de Di Salvo constituye uno de los pocos proyectos de largo aliento en los que el Madrid de Calderón decidió invertir el dinero. Un caso extraordinario, a la vista del tránsito efímero de los entrenadores desde 2006.
Di Salvo ha entregado ya toda la base de datos de cada jugador al nuevo preparador físico y, como cada uno tiene su propia metodología de trabajo, la plantilla ha tenido que darle al reset y volver a empezar. Álvarez sorprendió a más de uno en su primera semana en Valdebebas cuando sacó las pesas del gimnasio y las trasladó al césped. Los que le conocen bien dicen que para él el fútbol nunca puede ir separado del trabajo de campo. Se ha acabado la época de las sesiones en el gimnasio y también del trabajo a parte de los titulares el día después del partido. Juande quiere que los jugadores se vean las caras el día después del encuentro, se haya perdido, ganado o empatado.
El proyecto de Ramón Calderón para 2008 se centró en salvar con éxito la asamblea de socios compromisarios del 7 de diciembre. Desde el pasado mes de mayo cada decisión que tomó el presidente del Madrid estuvo condicionada por su empeño en jugar bien sus cartas cuando llegara el gran día. Las cuentas fueron aprobadas -en un ambiente de bochorno nunca visto y con la presencia de los Ultras Sur, invitados por el presidente- y finalmente no hubo moción de censura. Superado el examen, en tan sólo 48 horas, el presidente echó a Schuster, fichó a Juande y encontró en Javier Lozano -hombre criado en el fútbol sala- el sustituto ideal del dimisionario Michel para dirigir la cantera. En los campos de las categorías inferiores también habrá vuelta a empezar: "Quiero cambiar muchas cosas, pero no lo puedo hacer de la noche a la mañana. De momento me voy a empapar de todo", confiesa Javier Lozano.
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