El Sevilla y el Valencia se tutean

El encuentro de ayer traía demasiados recuerdos. Unos buenos. Otros, no tanto. En el Sevilla, porque en su día fue el debut de Manolo Jiménez con victoria. En el Valencia, porque la temporada pasada, la derrota en el Sánchez Pizjuán significó la destitución de Quique Sánchez Flores, su técnico por aquel entonces. El empate deja a ambos equipos con la sensación de que el juego demostrado ayer puede servirles para plantar cara a lo que se les avecina. Sobre todo, en el caso del Sevilla, que probó ayer el primer aperitivo de su particular Grand Slam -en las próximas tres jornadas se enfrenta a Barça, Real Madrid y Villarreal-.

Lejos de Mestalla, el Valencia suelta lastre y aligera su juego. En definitiva, recupera la clarividencia perdida en su estadio. Como si ante su afición, los fardos que carga fueran demasiado pesados. Ayer, como ya sucediera en la visita a Getafe, el equipo se sintió liviano. Reforzado el centro del campo, con la incorporación de Marchena, el cuadro de Emery encontró el hilo que buscaba. El triángulo entre Mata, Villa y Baraja, encargado de enhebrar la aguja, descosió a la defensa sevillista.

El Valencia marcaba el compás. En parte, porque Fernandes y Baraja ahogaban a Duscher y Romaric. Pero también, por la ausencia de un director en el Sevilla. Sin las llaves del círculo central, el conjunto de Jiménez probó a entrar por los laterales. Y las tornas cambiaron. Tras el descanso, Maresca sustituyó a Duscher. Emery respondió con la entrada de Edu por Fernandes y Maduro por Moretti, lo que devolvió a Marchena a su posición habitual. Y la balanza se equilibró, en juego y oportunidades, obligando a Palop y Renan a ganarse el sueldo.

Nada se movió en el marcador. La zaga valencianista recuperó la confianza con Alexis, sin el que recibió siete goles en Mestalla. Palop mantiene su caseta con sólo ocho tantos, lo que convierte al Sevilla, junto al Barça, en el equipo menos goleado de la Liga.