Un rescate complicado

El sábado 11 de octubre, el carguero Fedra estaba fondeado en las aguas situadas al este del Peñón, una zona en la que cada vez se sitúan más buques para evitar las inspecciones técnicas a que obliga el Memorandum de París, y que establece un cupo mínimo del 25% de barcos inspeccionados sobre el total que entran en los puertos. El fuerte temporal de levante hizo que el Fedra perdiera el ancla y se estrellara contra Punta Europa, en Gibraltar, a apenas media milla de donde reposan los restos del New Flame desde agosto de 2007. El rescate de los 16 tripulantes fue dramático. Cinco pudieron ser sacados por un helicóptero de Salvamento Marítimo y para extraer del buque a los otros once hizo falta fijar una grúa de gran tonelaje en cuya barquilla fueron elevados los tripulantes y manejada por un joven de 26 años, Ramón Muñoz.

Tras el rescate de las personas viene ahora el de los restos del barco, arrumbado en dos trozos en una zona declarada Lugar de Interés Comunitario por la Unión Europea. De los trabajos se encargará la empresa estadounidense Titan, que también participa en el rescate del New Flame. La sección de proa, un trozo de acero de 180 metros de eslora del que se han extraido 200 toneladas de fuel pesado se intentará reflotar con aire comprimido y bombeo para que gane flotabilidad y pueda ser remolcada al puerto de Gibraltar. En cuanto a la popa y el puente, su extracción requerirá un mayor esfuerzo de ingeniería. Lo más probable es que tenga que ser cortada en varios trozos antes de poder ser transportada.

En cuanto al otro buque encallado en la bahía de Algeciras, el Tawe, su salida parece más próxima. Salvamento Marítimo aprobó ayer su plan de rescate después de que los técnicos de la empresa Svitzer hubieran vaciado las 150 toneladas de fuel de sus depósitos. Las operaciones de reflotamiento empezarán entre hoy y el próximo miércoles. Una vez reflotado, el Tawe será trasladado a un astillero designado por el armador para su reparación, según informó ayer Salvamento Marítimo.