El penúltimo esfuerzo
Nadal, el tenista que más partidos ha ganado este año en pistas de cemento, busca la final a costa del británico Murray
En 1986, John McEnroe fue eliminado del Abierto de Estados Unidos por irse a comer a casa de sus padres. Condujo hasta Cove Neck. Se entrenó y almorzó junto a Peter Fleming, su pareja de dobles. A la vuelta, atascado en el tráfico indomable de la Long Island Expressway, el irascible estadounidense supo que ambos habían sido descalificados por no llegar a tiempo y que se acababa de añadir el clavo que le faltaba a la maldición del zurdo. Desde 1984, ningún tenista ha heredado el trono de McEnroe, el último que ganó el torneo con la izquierda. Hoy, la tormenta tropical Hanna sopla en Nueva York trayendo aires de cambio. Cimbrea la electricidad en el aire. Golpea en las narices la humedad de la tempestad, que amenaza con suspender la jornada. Y todo eso, aires de tiempos nuevos y de maldiciones que se acaban, enmarca el partido de Rafael Nadal, el zurdo de la bandana, que busca hoy (17.00, Cuatro y Canal +) "un esfuerzo más" contra el británico Andy Murray para alcanzar la final.
Nadal está en Flushing Meadows para derribar un bulo: que es un especialista en tierra que juega bien sobre hierba. Nadie ha ganado tantos partidos (41) como él sobre cemento en 2008. Nadie ha jugado tantos (más de 80). Y por eso, mientras ayer le gritaban "¡fuerza, flaco!" en el entrenamiento, el español habló largamente con Toni, su técnico, que le pide un penúltimo esfuerzo cuando la temporada, de larga, ya se hace eterna. Fue una charla en voz queda. Acabó y siguieron trabajando los cambios que explican su éxito sobre el cemento.
"Ahora, Nadal juega mucho más adelante", resume Andrés Gómez, campeón en Roland Garros 1990. Gómez fue lo que Nadal pudo ser. Un tenista temible sobre arcilla y asequible sobre cemento. "La potencia física que tiene la perdía en estas canchas jugando retrasado", dice; "aquí, le abrían ángulos. Ha madurado su juego y eso hace de él un supercampeón. Lo veo sólido. Está mucho más liviano de cuerpo, y eso le ayuda en estas superficies. Aprovecha su saque de zurdo: era una parte de su juego que no sentía tanto... Pero para ganar Wimbledon y el Open de Estados Unidos debía mejorarla". ¿Por qué? "Le permite ganar el control de la situación. Había muchos jugadores que entraban a jugarle el punto libres, aprovechando la rapidez de la cancha. Nadal, ahora, sube y termina los puntos antes. Eso le hace desgastarse menos".
Las estadísticas hablan de un tenista temible en cualquier pista. Nadal es el jugador que más puntos gana restando el primer saque (35%) y el segundo del oponente (56%). El que más juegos gana al resto (35%). Y el que más puntos obtiene con su segundo saque (60%). La clave, sin embargo, tiene otro nombre. Insatisfacción, le llaman. "He empezado a jugar mejor, pero aún no me veo jugando al nivel de Pekín", dice el campeón olímpico; "ahora voy a intentar coger un pelín de chispa, que me hace falta, y hacer un último esfuerzo".
Mujeres: Semifinales de dobles: C. Black (Zim.) y L. Huber (EE UU)-A. Medina y V. Ruano: 6-1 y 6-4.
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