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Reportaje:EL RINCÓN

El desorden organizado de William Ospina

Con tres títulos en las librerías, el autor colombiano prepara la segunda parte de su trilogía sobre la Conquista

Desde que el escritor colombiano William Ospina nació en 1954 en Padua, cerca del Páramo de Letras, ha sido un caminante de su país, del mundo y de los libros. Y como ocurre con todo viajero, el orden hay que buscarlo en su ámbito interno. Un ámbito que Ospina ha venido cristalizando y obsequiándonos durante los últimos treinta años en casi todos los géneros de la palabra escrita. Es entonces cuando el "desorden organizado" en que vive, lee y escribe se transmuta en intensos poemas épico-líricos (Poesía 1974-2004, La Otra Orilla), en luminosos y diversos ensayos (Las auroras de sangre, Belacqva), en novelas que quieren nombrar el olvido del Nuevo Mundo (Ursúa, La Otra Orilla) y en cientos de artículos de opinión que nos hablan del caos y el cosmos de los hombres.

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Tal vez por eso confiesa que no tiene una relación maniática ni con el espacio ni con los objetos de su rincón doméstico donde trabaja, excepto con los libros. De hecho puede hacerlo en cualquier rincón del mundo, sin horario ni disciplina, a media noche, al amanecer, cuando se levanta, pero también puede pasar días sin escribir nada. El pequeño estudio que tiene en su casa de Bogotá lo considera más un instrumento, una olla a presión, para ayudarse en la concentración de su trabajo que un lugar para estar. Tiene dos ordenadores, uno sedentario y otro portátil que lleva por el mundo. En una mesa adosada a un lateral del escritorio, están apilados los libros que lee en el momento o que ha interrumpido y los que consulta a diario para la escritura de su última novela, El país de la canela (segunda parte de la trilogía iniciada con Ursúa), que se publicará en 2009. La mayoría de los libros los tiene dispersos por toda la casa, y sus favoritos, cuya presencia es talismánica: Whitman, Hölderlin, Dickinson, Borges, Gibbon, De Quince, Browning y los poetas prerrafaelistas, los tiene en su cuarto y en su mesa de noche.

Una amiga acude cada cierto tiempo a cumplir con el rito de Sísifo de colocárselos en las estanterías en orden alfabético, pero a los pocos días los libros vuelven a aparecer dispersos como hongos por toda la casa, pues su dueño, un tranquilo y prolífico animal literario las veinticuatro horas del día, está siempre con los afanes de volver a leer los libros que más le gustan, de escribir un ensayo serio sobre Kafka y otro sobre Rulfo, de redondear el ensayo sobre Hölderlin que ha pergeñado decenas de veces y de traducir La leyenda de los siglos, de Victor Hugo, y La balada del caballo blanco, de Chesterton.

William Ospina (Padua, Tolima, 1954), en su estudio de Bogotá.
William Ospina (Padua, Tolima, 1954), en su estudio de Bogotá.LILIANA TORO

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