"Me quedé con un palmo de narices"
La plata del navarro en Sidney estrenó el medallero olímpico del taekwondo español
Aseguró haber perdido el oro en Sidney "por burro". Y lo recuerda ahora con la misma rabia con la que entonces subió al podio. Dos errores a poco de acabar el combate final ante el griego Mouroutsos, desplazaron a Gabriel Esparza (Pamplona, 1973) a una plata que supo a poco, pero que aún le reconoce como único medallista olímpico del taekwondo español.
Pregunta. ¿No es un deporte un poco agresivo?
Respuesta. Es más bien un deporte para chavales moviditos. Mis padres me apuntaron porque era un niño muy nervioso...
P. ¿Y así liberaba energía?
R. No sólo eso. También me gustaba del taekwondo que no difuminaba la responsabilidad del resultado. Si perdía, perdía yo. Si ganaba, también yo. Y si metía la pata, la sacaba yo solito.
P. Y en Sidney fue a meterla en el último minuto de la final...
R. Nunca había peleado contra Mouroutsos, pero estaba convencido de poder ganarle. Pequé de ambicioso. Intenté sacar beneficio de un intercambio de golpes y me salió al revés. Por tonto, me quedé con un palmo de narices.
P. Se pasó años soñando con un podio olímpico, y cuando sube... ¡apenas se alegra!
R. Es que es durísimo perder una final en el último minuto. Se te queda cara de circunstancias. Muchos me decían, 'Gabriel, en el podio tenías que haber sonreído más'. Estaba muy enfadado.
P. ¿Cuándo empezó entonces a valorar su medalla de plata?
R. Dos o tres horas después, de regreso en la Villa Olímpica. Ahí fui consciente de haber conseguido la primera medalla olímpica del taekwondo español.
P. ¿Pensó entonces en aquel primer bronce mundial en 1991?
R. Pensé en que, con 27 años, era el momento idóneo y el lugar adecuado para lograr esa plata. Puse el colofón a 13 años de carrera con una medalla que no logré en Barcelona 92 porque el taekwondo era deporte de exhibición, ni en Atlanta 96 porque lo sacaron del programa olímpico.
P. ¿Sintió presión por verse ante su última oportunidad?
R. Pero no porque esperaran una medalla de mí, sino porque había permanecido cuatro años como el mejor en mi categoría.
P. ¿Supo distinta esta medalla a las cinco que ya atesoraba entre Mundiales y Europeos?
R. El entorno que envuelve a los Juegos, lo que representa, hace que sea un premio especial. Además, nunca olvidaré el desfile inaugural con los otros atletas.
P. ¿Por qué el taekwondo nunca ha despegado en España?
R. Quizás porque nadie se preocupó en promocionarlo. Ya sabía que este deporte me haría pasar desapercibido, pero también que me abriría otras puertas.
P. Como estudiar...
R. Exacto. Ahí radica el triunfo del taekwondo; es el deporte con mayor porcentaje de universitarios. Yo me licencié en Educación Física y ahora soy preparador en el CAR de Sant Cugat.
P. Allí trabajó con los tres taekwondistas españoles en Pekín. Ramos se quedó ayer sin medalla. ¿Qué espera de los otros dos?
R. Jon García tiene experiencia y puede plantar cara a cualquiera. Me preocupa más Rosana Simón porque sólo tiene 19 años, pero luchará por los metales si hace lo que hemos preparado... y no se cree inferior a nadie.
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