La pintura del abuelo De Niro
El actor asiste por sorpresa a la inauguración de una muestra de su padre en Bilbao
Robert de Niro no habló ayer de cine, ni de su apoyo al candidato demócrata Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos. Su vida de actor y director quedó relegada en un día muy familiar. Acompañado de su mujer, Grace Hightower, y sus hijos pequeños, asistió en Bilbao a la inauguración de una exposición de su padre, el pintor Robert de Niro (Siracusa, 1922-Nueva York, 1993). Fue una visita destinada a que "los chicos lleguen a apreciar el trabajo de su abuelo".
Recién cumplidos los 65 años, el actor hizo ayer el papel de buen hijo que recordaba con ternura cómo veía trabajar a su padre y lamentaba que sus hijos pequeños no hubieran tenido la oportunidad de conocer al abuelo y disfrutar de su pintura. "Lamento que no esté vivo para poder retratarlos", dijo. Quince años después de la desaparición del pintor, la familia De Niro sigue en contacto directo con su obra. "Tengo muchas pinturas suyas", explicó. "No hay otro como mi padre".
La exposición reúne una treintena de obras del expresionista abstracto, ya fallecido
La exposición que presenta la Fundación Bilbao Bizkaia Kutxa está formada por una treintena de obras, pintadas entre 1955 y 1985, que muestran su estilo expresionista. "Anteponía el placer de la creación a la gloria", recordó la comisaria de la exposición, Martine Soria. "Supo alimentarse de la herencia europea, asimilarla y crear una obra propia".
Los cuadros de la exposición, algunos propiedad del hijo del pintor, muestran los temas recurrentes en su carrera. Se suceden las naturalezas muertas, las composiciones de interior, los paisajes de los lugares donde vivió, los desnudos y las crucifixiones, pintadas por un creyente que no practicaba pero se mantenía apegado a sus tradiciones. La comisaria advirtió del "falso aspecto de bocetos" de las obras de "un pintor de taller, en el que el trabajo era la base de todo". La espontaneidad de su pintura es el disfraz de un artista que se consideraba a sí mismo puntilloso, fiel al método de elaborar sucesivas versiones hasta alcanzar el resultado deseado.
De Niro llegó a la inauguración con más de una hora de retraso en una furgoneta, y accedió a la sala de exposiciones por la puerta del garaje. El actor siempre ha querido mantener a su familia al margen de su vida pública, y ayer la visita familiar a la exposición fue privada. Sus hijos no entraron a ver las pinturas del abuelo hasta que los periodistas habían abandonado la sala.
Las fotografías de la juventud del pintor que muestra el catálogo revelan un parecido extraordinario con el Robert de Niro que con 30 años menos protagonizó Taxi driver. El mismo perfil y una mirada intensa, pero sin el lunar que marca la cara del actor. Con su esposa y el galerista neoyorquino James Yohe en primera fila, el actor reconoció que puede haber un sucesor del abuelo en la descendencia artística de los De Niro. "Uno de los chicos tiene potencial", dijo. "Pero no sé si continuará con la profesión". El viaje a Bilbao incluyó otro destino artístico: la familia De Niro visitó las exposiciones del Museo Guggenheim.
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