La moda del kamikaze

Si levantara la cabeza, Mao impondría una condecoración a Luo Fangming.

Este muchacho de la etnia han es un ciudadano chino modélico. A los 25 años, está dispuesto a dejarse la piel por la patria y, si acaso, algún hueso. Su función en la selección china de hockey consiste en salir a tapar el disparo del tirador del penalti-córner del equipo contrario. La misión requiere altas dosis de coraje y resistencia al dolor. Una bola de hockey está compuesta de plástico macizo y pesa alrededor de 150 gramos. Para interceptarla cuando vuela a 100 kilómetros por hora, y presentarse voluntario para la próxima ocasión a lo largo de un torneo que dura más de cinco partidos, hace falta estar hecho de una pasta especial. Sea como fuere, Fangming cumple las órdenes de su técnico sin emitir ni gemidos ni gimoteos. Es uno de esos jugadores asiáticos de élite que practican la táctica del kamikaze.

Si levantara la cabeza, Mao impondría una condecoración a Luo Fangming

El torneo olímpico ha destapado la nueva moda. Una moda a la que la selección española se ha tenido que enfrentar para pasar a las semifinales. Se clasificó para las semifinales del torneo olímpico tras imponerse ayer a Corea del Sur en el último partido de la primera fase. España, que sólo ha cedido una derrota en cinco, buscará ante Australia el pase a la final.

Tras la victoria, el seleccionador del conjunto español, el holandés Maurits Hendriks, lamentaba que la nueva tendencia fuera interpretada por los jueces en el sentido de que el jugador que decidía inmolarse era víctima de una agresión del equipo contrario. "Hoy día, hay muchos equipos que tapan una esquina de su portería con un kamikaze que sale a cortar la línea del tiro. No puedo entender que los árbitros, cuando el kamikaze recibe un bolazo, piten falta en contra del lanzador. Eso nos pitó contra Corea. Y el nuestro no fue un tiro peligroso, por encima de la cintura. Fue normal. Le pegó en la espinillera".

El hockey moderno es tan rápido y está tan bien organizado que para meter un gol hace falta un ritual. El rito recibe el nombre de penalti-córner. Es un reflejo del penalti y del córner del fútbol, mezcla conceptos de ambos y tiene su propia complejidad. Los equipos lo ejecutan con especialistas. Es el gran tema de las charlas tácticas y la mayor causa de goles en los torneos. Pero cada vez son más difíciles de ejecutar porque el conjunto que se defiende, además del portero, puede colocar hasta cuatro hombres frente a su portería, todos armados de máscaras para proteger la cabeza. El resultado es que el tirador tiene que hacer mucha puntería si quiere evitar castigar el cuerpo de los adversarios.

"Aquí hay un 6 de China que lleva por lo menos seis bolazos", explica Hendriks; "aquí, aquí, aquí... [se señala el pecho, el muslo, el brazo, el estómago...]. Y sigue metiéndose por la gloria del país. Si le matan, pondrán a otro. ¡Miradlo! Es el que sale en línea directa hacia el tirador. A buscar la bola. Los surcoreanos lo han hecho, le hemos dado y el árbitro ha pitado en contra. Interpreta peligro. Para mí, no somos nosotros los que hemos creado el peligro. Es el kamikaze el que deliberadamente se ha puesto en esa situación. Los árbitros, con estas decisiones, le quitan fuerza al penalti córner".

España es una de las selecciones que más penaltis córners provocan. Sin embargo, sus tiradores tiene dificultades para que sus proyectiles no impacten contra los kamikazes. De los 25 penaltis córners que ejecutó, el equipo de Hendriks sólo acertó a meter tres. Ramón Alegre cree que la eficacia va por rachas: "Lo importante es que nos clasificamos". Ramón es el sacador desde la línea de fondo. Rodrigo Garza es el parador, el que controla la bola y la sirve para el tirador. España tiene dos tiradores: Santi Freixa y Xavier Ribas.

Freixa es el hombre que más penaltis provoca. Hacer que los contrarios toquen la bola con el pie involuntariamente para que el árbitro muerda el anzuelo es un arte. "El área es muy grande", dice Ramón; "cuando estás en una esquina, no puedes tirar a gol. Entonces, lo primordial, si no puedes pasar, es buscar los pies del contrario con una bola levantada. Con un poco de picardía se provocan bastantes penaltis".