Silencio, compite David Cal

David Cal y Jesús Morlán se refugian en el silencio más absoluto. No habla el doble medallista español en Atenas ni tampoco su entrenador. Cal inicia mudo la defensa del título que alcanzó en los Juegos de Atenas 2004, el primer oro en la historia del piragüismo español, en C-1 1.000 metros. No quiere el técnico que nada ni nadie perturbe a su pupilo. El silencio para la prensa es la consigna desde el Parque Olímpico de Remo y Piragüismo de Shunyi. Se supone que lo que dijo hace 10 días en una rueda de prensa en el Centro Internacional de Prensa vale para hoy, que no hay novedad. Su último entrenamiento previo a las eliminatorias que empiezan hoy (10.00, hora peninsular española) se desarrolló bajo un cielo encapotado que dejó escapar algunas gotas, en medio de calor menos intenso que el existente a su llegada a Pekín.

El gallego pasó 50 días en Saucelle para adaptarse a las altas temperaturas

Ha adelgazado unos ocho kilos y trabaja con dos palas gemelas

El duelo con su máximo rival, el veterano alemán Andreas Dittmer, empezará desde el primer minuto, desde que dé inicio la tercera carrera del día en la que competirán codo con codo, uno en la calle cinco y otro en la seis. Sólo el primero se clasifica directamente para la final, mientras que los que concluyan entre el segundo y el séptimo puesto pasan a las semifinales. Dittmer, a sus 36 años, continúa siendo un hueso duro de roer. Suma cinco medallas olímpicas, tres de oro. Hace cuatro años, en Atenas, el mano a mano acabó en tablas. Cal ganó el oro en los 1.000 metros por delante de Dittmer, pero el alemán se desquitó y logró invertir las posiciones en los 500 metros. La plata fue entonces para el gallego.

Las eliminatorias de la carrera corta en Pekín se disputan mañana (10.10, hora española). Cal logró el último título Mundial en los 500 metros, pero no se ha enfrentado esta temporada a los que serán sus máximos rivales en Pekín: además de Dittmer, el húngaro Attila Vajda, medalla de bronce en Atenas, y el ruso Maxim Opalev, también medallista en los dos últimos Juegos.

El desafío de Cal es superar su cosecha en Atenas, es decir, lograr dos medallas más de oro, lo que le convertiría en el deportista español más laureado en la historia de los Juegos. Para ello ha seguido una intensa preparación cuya penúltima estación fue en el embalse salmantino de Saucelle, donde durante 50 días, con la única compañía de Morlán, trató de adaptarse a las altas temperaturas que esperaba encontrar en Pekín. Como ahora, Cal también se sometió entonces a una concentración a rajatabla, y ni siquiera se llevó el teléfono móvil durante los casi dos meses de entrenamientos.

El calor, el viento de Pekín -si sopla del lado izquierdo puede favorecer a un zurdo como Cal-, la humedad, los rivales, el estado de forma, el espíritu competitivo, todo empezará a definirse hoy, aunque las finales están fijadas para el viernes la de 1.000 metros y para el sábado la de 500 metros, las dos a partir de las 9.45 hora española.

Sus sensaciones, dijo hace unos días, son un poco mejores que las que tuvo en Atenas hace cuatro años. Ha adelgazado unos ocho kilos, ya sobre los 84, su peso ideal para competir. Trabaja con dos palas gemelas, las mismas que ha utilizado en la preparación, y ha estrenado una canoa, igual a la que utilizaba, de 5,20 metros de largo y 16 kilos de peso.

Además de Cal, hoy debuta también el K-4 500 femenino (Sonia Molanes, Beatriz Manchón, Jana Smidakova y María Teresa Portela) y mañana lo harán el K-1 de Portela, y los K-2 de Manchón y Molanes y de Saúl Craviotto y Carlos Pérez.