Sangre china en las venas
Los Juegos han desatado una ola de adhesión y nacionalismo
Lin Yue y Huo Liang alzaron los brazos, saltaron, giraron -cada uno como el reflejo especular del otro- y se hundieron en el agua sin apenas chapoteo. La caída duró un suspiro. Un suspiro de precisión y armonía que desató la euforia en las gradas del elegante Cubo del Agua. Los jueces otorgaron siete notas de 10 y dos de 9,5. Era la segunda ronda. China ganaba así la medalla de oro en la prueba masculina de saltos de trampolín sincronizados desde 10 metros. Un mar de banderas rojas inundó el Centro Acuático Nacional. Ocurrió ayer. Luo Zhongfang, una estudiante de 27 años, no cabía en sí de gozo. En la mejilla izquierda lucía una pegatina roja con la bandera china en forma de corazón; con la mano derecha ondeaba una enseña del país. Se sentía orgullosa de ser china. "Los estadios olímpicos son extraordinarios y el ambiente fabuloso", aseguraba.
"El sueño de la gente es acelerar la construcción de un país moderno", dice Hu
Como Luo, millones de chinos han sacado pecho con los Juegos. El sueño "100 años anhelado", según dijo el presidente, Hu Jintao, de acoger el mayor acontecimiento deportivo del mundo ha provocado una ola de adhesión y nacionalismo que se palpa en Pekín.
"Los Juegos son un deseo que China tenía desde hacía 100 años. El país ha avanzado mucho desde que comenzó el proceso de reformas y organizarlos nos ha permitido mostrar al mundo este progreso", afirma Liu Liping, una mujer de 46 años, acompañada de su hijo adolescente, a la salida de un partido de hockey. Por cada entrada pagó 50 yuanes (4,9 euros). "China es cada vez más poderosa y un día será más que Estados Unidos", dice esta empleada de una empresa gasística que no pudo conseguir entradas para el atletismo, que eran las que quería. Sobre el pecho luce una pegatina roja con tres leyendas: Amo a China; Ánimo, Pekín, y Apoyo los Juegos.
Los chinos reverencian su país. Todos saben de memoria canciones como Wo ai Beijing Tiananmen (Yo amo la plaza pekinesa de Tiananmen), que aprenden en las guarderías. Y los Juegos han reavivado este fervor nacional, alimentado adecuadamente desde el Gobierno.
"El pueblo chino comparte un deseo: hacer que los Juegos sean un éxito y permitir que la gente se divierta con ellos", aseguró hace unos días Hu Jintao. "El sueño de la gente es acelerar la construcción de un país moderno, conseguir el renacimiento de la nación y buscar, con todos los pueblos del mundo, el progreso pacífico, la coexistencia amigable y el desarrollo armonioso", añadió.
"El renacimiento de la nación" tras un pasado de humillación colonial. He aquí la clave. Si de cara al mundo China pretende mostrar los avances económicos y sociales que ha experimentado en los últimos 30 años, de cara a sus ciudadanos pretende insuflar una dosis de orgullo y legitimar el gobierno único del Partido Comunista. "China es cada vez más fuerte, poderosa y tecnológicamente avanzada. Haber organizado los Juegos es una prueba de ello", dice Ning Jibo, de 34 años, dueño de una tienda de ropa, que ha comprado entradas para ir con su padre a ver la esgrima.
Los eslóganes desplegados por todo Pekín revelan el esfuerzo de las autoridades por implicar a la población. "Da brillo al sueño con pasión; construye la leyenda olímpica", dice uno. "Da la bienvenida a los Juegos Olímpicos con alegría y edifica una sociedad armoniosa", dice otro. De paso, el Gobierno ha advertido a los ciudadanos que tengan cuidado si son entrevistados por periodistas extranjeros y que no digan o hagan nada que pueda dañar el prestigio nacional o la imagen del país.
El orgullo chino ha cruzado incluso fronteras. Enrique Chua, un filipino de origen chino de 62 años, que ha viajado a Pekín para disfrutar de los Juegos durante una semana, se muestra entusiasmado por las instalaciones y la organización. "Estuve en la ceremonia de apertura el viernes. Es la mejor que ha habido en la historia del olimpismo", dice este hombre cuyo abuelo emigró de China a Filipinas; "estos Juegos me hacen sentirme orgulloso de tener sangre china en las venas". A su alrededor, en las gradas del Cubo del Agua, ondea un mar de banderas rojas.
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