DÍA 5
Así que los viejos están preocupados porque no salgo, qué cacao. Es un descubrimiento, mira tú. De pequeño ensayaba gestos de pena en el espejo del cuarto de baño. Creo que siempre he querido darles pena, qué bichos raros somos. Lo que ahora quiero es que me manden a Madrid, que se harten de verme la jeta y digan vale, ganas, no nos vas a amargar las vacaciones, vete a Madrid, ábrete, sal de nuestras vidas. ¿Pero sabrás cuidar de la casa, prepararte la comida, fregar los cacharros, limpiar y planchar la ropa? Imagino que me dicen eso y que yo contengo las ganas de saltar de alegría. Pero no cae la breva. Ayer les oí discutir. Por mí. La vieja, dada las circunstancias, consideraba que quizá se habían columpiado un poco. Estaría bien que aprobara la selectividad, dijo, pero no a cualquier precio. Míralo, está cada día más delgado, más pálido, le pasa algo. El viejo decía que ni hablar de dar marcha atrás. Luego cambiaron de posición y el viejo dijo que bueno, que quizá fuera mejor facturarme a Madrid. La vieja en cambio decía que era un disparate. Carlos solo, en Madrid, en pleno mes de agosto... A veces les pasa eso, intercambian los papeles, pero no se dan cuenta.
Me acuesto pensando en estos 1.900 caracteres y me despierto pensando en ellos también
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La vieja ha entrado en la habitación, ha hecho así con la nariz, y me ha dicho que no fume tanto. Y espero que sea sólo tabaco, ha añadido. Me he traído una bellota de has. Por la noche me hago un peta, para relajarme, y me la meneo antes de dormir. El otro día encendí uno para escribir esta mierda, a ver si me salía mejor, y al principio parecía que sí, pero luego no tenía ni pies ni cabeza. Es la primera vez que me preocupa que las cosas tengan cabeza y pies. Me acuesto pensando en estos 1.900 caracteres y me despierto pensando en ellos también. A veces sueño que ha llegado la hora de enviarlos y que no me han salido. Entonces envío 1.900 boñigas a lo loco y las publican y nadie se da cuenta porque nadie las lee. Me despierto sudando, como un agonías de mierda.
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