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Crítica:la lidia: Feria de San Fermín
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Las figuras no aportaron nada

No parece que Enrique Ponce vaya a permanecer activo demasiado tiempo en los ruedos, si ponemos como ejemplo su actuación de ayer en Pamplona. Pese a su reconocida técnica, la labor en sus dos toros no pasó de lo discreto. En su primero estuvo más pendiente de torear sobre el registro de adornos (trincherazos, remates a una mano, mucho falso desmayo y otras lindezas) que de torear con un sentido profundo. En su segundo, algo parecido. En una faena y otra sobreabundó lo friolento. Ponce témpano, Ponce perdido como una mariposa entre dos ríos...

Esa notable técnica le lleva a torear siempre igual. Esto hace que no dé oportunidad a la improvisación de los sentimientos, que son los que dejan un mayor poso en el recuerdo. Podía decirse que son muchos años los perdidos, debido al factor técnica. Es cierto que, por el contrario, eso le ha permitido llegar a ser un torero supermillonario. Como diría el castizo, mejor para él. Mas yo digo que durante esos años se ha visto impedido a dar rienda suelta a ese tesoro que se llama improvisación de los sentimientos. Mató como casi siempre, muy mal.

NÚÑEZ / PONCE, JULI, MANZANARES

Toros de Núñez del Cuvillo: bien presentados, sin dificultades para los toreros, sosos.

Enrique Ponce: dos pinchazos y estocada defectuosa (ovación); -aviso antes de entrar a matar-, dos pinchazos, media tendida y dos descabellos (silencio).

El Juli: estocada (petición de oreja); gran estocada (oreja).

José María Manzanares: estocada (silencio); metisaca y estocada caída (silencio).

Plaza de toros de Pamplona, 14 de julio. 10ª y última de abono. Lleno.

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Algo más dispuesto estuvo El Juli. Sobre todo en su segundo. En el primero abusó del paso atrás. No ligó. Lo poco bueno podía adscribirse a que citó con la mano derecha en dos ocasiones de lejos, con la muleta adelantada. Pero no acabó por dominar al toro. Intentó o simuló un par de arrimones -muy aplaudidos- y poco más, salvo que le apioló un gran espadazo. Fue lo más torero de la corrida. Para eso sí valía la pena haber estado en el coso pamplonés. También es cierto que es poco el aporte si tenemos en cuenta que El Juli es otro de los que se puede bañar todos los días en oro y esmeraldas. Haría falta la varita del zahorí para averiguar qué piensan las llamadas figuras del toreo cuando cobran lo mismo dando lo mejor de sí como cua

El Juli entra a matar a su segundo toro, al que cortó una oreja.
El Juli entra a matar a su segundo toro, al que cortó una oreja.LUIS AZANZA

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