Teresa Sánchez Gall, gestora cultural
No se apartó de la escena desde su comienzo en el teatro independiente hasta hace unas semanas
Nacida en Ciudad Real en 1952, el pasado martes sus amigos, que eran muchos y a los que siempre mostró una fidelidad inquebrantable, recordaban en una pequeña ceremonia civil en el Teatro de La Guindalera, que en su casa siempre hubo una frase de Quevedo que presidía no sólo su domicilio, sino su vida y que retrata perfectamente la personalidad de Sánchez Gall: "Nada me decepciona. El mundo me ha hechizado".
Era de esas mujeres que trabajaban casi en silencio, observando desde su inteligencia lo que pasaba a su alrededor y no moviéndose ni un ápice de donde estaban sus principios. Generosa, íntegra y comprometida, se licenció en Literatura Hispánica.
Desde joven, cuando inició en Toledo y posteriormente terminó en Madrid Filosofía y Letras, hizo todo tipo de trabajos relacionados con la escena, como entonces hacían todos los que formaban parte del teatro independiente español. Como gestora cultural, en la primera década de la democracia, dirigió el Centro Cultural Alberto Sánchez, del Ayuntamiento de Madrid. Posteriormente fue, entre 1990 y 1992, directora del Área de Espectáculos de Animación en la Expo 92 de Sevilla y responsable de los espectáculos de calle, asesorando a arquitectos e ingenieros en el diseño de la construcción de todos los escenarios de la Expo. Colaboró con el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música y en 1998 fue asesora de la Expo de Lisboa. También estuvo vinculada al circo, llegando a crear La casa de Oficios Circences. En los últimos años centró su ejercicio profesional en la producción teatral, trabajando en el Teatro de La Abadía y la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Desde 2002 formaba parte del equipo de producción del Teatro Nacional de la Zarzuela de Madrid.
Su último proyecto fue la creación del Plan Maestro de la Expo Zaragoza 2008. Era especialmente conocida entre sus compañeros por ser una gran defensora de los derechos de los trabajadores del espectáculo.
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