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Reportaje:

El nuevo hombre de hielo

Nadal arrolla a Murray en cuartos de Wimbledon y Feliciano López cae ante Safin

Sopló un viento helador en la penumbra de la pista central, y con él apareció un tenista embalsamado en una máscara de hielo, Rafael Nadal. Andy Murray, su rival, pidió hogueras, antorchas y fuego. Invocó la bandera, el himno y el escudo, convertido en el último británico del torneo. Y recibió agua, escarcha y nieve (6-3, 6-2 y 6-4). Por la pista central pasó la lluvia y un tifón. De la primera se encargó el cielo, que obligó a suspender durante dos horas los dos primeros partidos del día. Del tifón, Nadal, que se plantó en semifinales rebajando a Murray con su tenis de aguacero. El español, imperturbable y sin un gesto de más, cimentó la victoria sobre su agresividad al resto y su seguridad al servicio: sólo perdió 10 puntos al saque y no concedió ni un de break. Ahora jugará las semifinales contra el vencedor del Clement-Schuettler, suspendido ayer con empate a un set por falta de luz. A Nadal le espera un tenista más allá del 90 del mundo, así que ya mira de reojo a Roger Federer, que se deshizo del croata Mario Ancic (6-1, 7-5 y 6-4) y luchará por avanzar a la final contra el ruso Marat Safin, verdugo de Feliciano López (2-6, 7-5, 7-6 y 6-3).

Especial: Wimbledon 2008
El partido Murray-Nadal, minuto a minuto
Directo Safin-Feliciano

"Jugué mi mejor partido aquí, contra un oponente difícil", reconoció el español nada más abandonar la pista. "Intenté ser agresivo todo el tiempo, con la derecha y el revés, atacarle su segundo saque y tirar con mucho peso", continuó. "Sabía que necesitaba superar su ritmo de juego". "Ganar en tres sets a un jugador tan difícil siempre es una sorpresa. No tendrá problemas para estar pronto entre los cinco mejores jugadores del mundo", cerró.

Para empezar, ocurrió lo impensable. El estruendo que acompañó a la salida del español superó al que recibió al británico. Fue el homenaje de Wimbledon a un tenista total que ayer destrozó al ídolo local. A Nadal se le suponía renqueante de sus dolencias en la musculatura de la pierna derecha. Llegó su médico a Londres y no pareció quedar rastro. La Catedral le saludó respetuosa y luego abrió el partido con la garganta ronca. "Let's go Andy boy!" ["Vamos Andy"], gritaban. "Murray Time!" ["Es la hora de Murray"], animaban al escocés, que nunca tuvo respuesta para los kilos de fuerza de los golpes del español. Y Nadal, con gesto sombrío. Impenetrable. Fue un jugador reconcentrado, dispuesto a que la grada nunca entrara en el partido. Un tenista helador en su desafío. El español busca ganar en el mismo año Roland Garros y Wimbledon. Hay precedente, y casi tiene hasta el mismo demoledor estilo: Bjorn Borg, el hombre de hielo.

Antes, solo frente al caos, Feliciano López. El español perdió en cuartos (2-6, 7-5, 7-6 y 6-3) tras enfrentarse al veneno de Marat Safin, a la lluvia de Londres y a las interrupciones del juego. Salió a la pista, avisó de lo que venía con tres aces, y durante 27 minutos convirtió a Safin en un gigante deshilachado que gritaba al cielo, golpeaba bolas al vacío y levantaba murmullos entre el público mientras destrozaba la verde hierba con raquetazos de ira. Entonces, la lluvia. Un parón de más de dos horas con 5-2 en el marcador. Y la vuelta fracasada de Feliciano, un tenista salido de un cuadro de El Greco, circunspecto, longuilíneo y atormentado.

"El problema es que a veces es demasiado autocrítico, muy exigente consigo mismo", dijo antes del partido Albert Costa, su entrenador, resumiendo el encuentro sin saberlo. "Eso no le beneficia. Debe aceptarse un poco. Se decepciona mucho cuando falla, y fallar, falla todo el mundo. Todo el mundo tiene momentos en los que se arruga. Eso no le tiene que decepcionar. Tiene que convivir con ello", continuó. "Intento inculcarle que sea más positivo, que confíe más en sus posibilidades. A veces la ansiedad no le deja sacar su máximo rendimiento. En la pista le falta paz interior para afrontar los momentos con la cabeza más fría. Ahora está haciendo un trabajo mental importante".

¿Y Roger Federer? Arrollando a Mario Ancic (6-1, 7-5 y 6-4), el último hombre que le había derrotado en Wimbledon (2002). El croata se quedó buscando las respuestas. Y Federer, repasando la lista de sus récords: lleva 17 semifinales consecutivas en torneos grandes, seis en Wimbledon y 63 victorias seguidas sobre hierba. Dos tenistas como dos ciclones están a un paso de enfrentarse. El domingo, Wimbledon desea una final entre Rafael Nadal y Roger Federer.

Nadal, a la cabeza de los más famosos del tenis mundial (lalistaWIP)

Feliciano López, a la izquierda, y Rafael Nadal, en sus partidos de cuartos de final.
Feliciano López, a la izquierda, y Rafael Nadal, en sus partidos de cuartos de final.REUTERS / AFP

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