_
_
_
_
Reportaje:EUROCOPA 2008 | España, campeona 44 años después

Poulidor Ballack

El capitán alemán, que fue de más a menos, agiganta su leyenda de eterno segundón

Michael Ballack, de 31 años, añadió ayer un capítulo más a su leyenda de eterno segundón. Bien es cierto que ha ganado títulos meritorios, como la Bundesliga con el Kaiserslautern al comienzo de su carrera. Y un puñado más de trofeos nacionales con el Bayern, lo cual ya no es tan meritorio. Pero nunca nada en el ámbito europeo o mundial. Se había perdido por sanción la final de la Copa del Mundo 2002 en la que, en cualquier caso, Alemania cayó ante Brasil. Había caído con el Leverkusen en la final de la Champions de 2002 ante el Madrid. Y ahora, esto. Además, esta temporada también salió derrotado de las finales de la Champions, la Charity Shield y la Carling.

Spielt Ballack (juega Ballack), anunciaba, eufórica, la página web del Spiegel horas antes de la final. Y el capitán de Alemania entró feliz al partido, convencido de que éste iba a ser su gran día. Ni rastro de la lesión del gemelo por la que no se había entrenado en las dos últimas sesiones. Sus primeros minutos fueron magníficos: se puso a vivir a la espalda de Senna y, desde allí, lanzaba los ataques alemanes por las bandas. Al mediocentro hispano-brasileño le sacaba una cabeza.

Ha perdido cuatro finales esta temporada: la de ayer y tres con el Chelsea
El medio recibió un cabezazo de Senna y se marchó sangrando con la ceja rota
Balack, con su Selección
Especial: España gana la Eurocopa
Revive el partido Alemania-España
Más información
La gloria para el mejor
"Luis quédate, Luis quédate"

El hombre engañaba. Su trote cansino por esa zona se aceleraba de repente y alcanzaba una potencia de locomotora. En una de esas carreras le ganó la posición a Ramos, que no es lento precisamente. Pero, de pronto, a alguien se le encendió la luz en el equipo español y se dio cuenta de que Ballack no podía jugar con tanta libertad. En concreto, Marchena, que adelantó su posición y embistió a Ballack por detrás.

A partir de ahí, el pequeño Xavi empezó a pesar más que Ballack y esto puso de muy mal humor al número 13 germano. Sobre todo, después de que Fernando Torres adelantara a España. Ballack repartió broncas para todos. Sus gestos eran de lo más evidentes: "¿Por qué no habéis cortado la jugada antes del pase de gol?".

El cabreo de Ballack se tradujo en su juego, que empezó a ensuciarse. Le dio una patada al tobillo a Xavi y otra a Cesc. No le gustaba que le torearan. Y, a continuación, recibió un cabezazo involuntario de Senna que le abrió una brecha en la ceja. Él mismo se retiró a la banda para que le cosieran la herida. Fueron cinco minutos de ausencia antes de un regreso que fue invalidado por el árbitro: todavía sangraba. Finalmente, volvió justo para intentar rematar una falta lateral que el árbitro había mandado repetir precisamente para eso: para que acudiera a cabecearla. En los córners a favor se colocaba bajo la misma línea de gol, por detrás de Casillas, tratando de hacer valer su envergadura. Y, sí, cada saque de esquina era un suplicio para España.

Cansado de esperar, el capitán se retrasó 15 metros tras el descanso. Trataba de entrar más en contacto con el balón. Empezó a quedarse colgado en el ataque. Y a perder pases. Conservaba, eso sí, el oficio para pedirle al árbitro asistente que expulsara a Silva por una cabezadita a Podolski. Pero ni así pudo apagar el torrente creativo español. Ni mucho menos desprenderse de la alargada sombra de Poulidor.

Ballack se retira sangrando tras el choque con Senna.
Ballack se retira sangrando tras el choque con Senna.AFP
Ballack se lamenta tras recibir un cabezazo de Senna.
Ballack se lamenta tras recibir un cabezazo de Senna.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_