"La alegría es meter la pierna"
Metzelder defiende el estilo alemán y asegura que les gusta partir como víctimas
Cristoph Metzelder es uno de esos gigantes quebradizos y espirituales. El central alemán, que hoy dirigirá la defensa ante España, engaña con la carrocería. Mide 1,92 y su dominio del juego aéreo le ha valido una carrera que ya quisieran para sí la mayoría de los profesionales. Sin embargo, el peso extremado que cargan sus tobillos y sus rodillas le convierten en carne de hospital. El fútbol es un deporte demasiado traumático para hombres rígidos de más de 80 kilos. Sus ligamentos y sus tendones no han resistido. A sus 28 años ha disputado nueve temporadas en Primera División y sólo en tres ha superado los 30 partidos contabilizando Ligas, Copas y competiciones europeas. El último año no ha sido una excepción. Sólo ha jugado 13 partidos con el Real Madrid. Esta vez se le rompió la membrana que recubre los huesos de la planta del pie izquierdo.
"La meta es ganar el torneo, y eso está por encima del brillo y la gloria"
Nacido en Haltern am See, en Westfalia, en 1980, este muchacho es un fiel representante de la perseverancia del pueblo alemán. Su esfuerzo por recuperarse le ha colocado en la final de la Eurocopa. "Muchas veces no se estimó la gran voluntad que tengo", dijo en una entrevista publicada ayer en el periódico Süddeutsche Zeitung. "Me dieron por acabado en más de una ocasión. Pero yo he sido muy fuerte. Desde la operación he estado al límite. Ha sido una lucha contra el tiempo. He sufrido dolores, dudas, miedos, y por supuesto la desventaja respecto a todos mis compañeros".
La fuerza de Metzelder deriva de su vida interior. Por su aspecto, se diría que forma parte de una expedición que se perdió en el Himalaya. La barba larga, el pelo revuelto, la mirada perdida, revelan un carácter inclinado a la meditación. Estudia Empresariales y en los viajes del Madrid no hay nada que lo arranque de sus cavilaciones y sus lecturas. Si el avión cae en un pozo de aire, si la nave se sacude, si Robinho agita el culo en su cara, el alemán sigue atento a su libro. Nunca se desprende de un volumen, sean novelitas, tratados de economía, o ensayos varios. Tal vez lleve una edición de bolsillo de las obras de Jung, esta noche, metida en el calzón. Lo que no seguirá luciendo es la barba. Ha prometido afeitarse tras la final.
En Alemania, la pareja de centrales, formada por Metzelder y Mertesacker, tiene motes: Ronquidos y Marcha Lenta. Al madridista no hay que explicarle cuál es su apodo. "Creo que yo soy Marcha Lenta", dice; "pero es un tópico superficial. Como comparar a los alemanes con las salchichas".
"El mito alemán es algo que se ha creado en el extranjero", opina el jugador, con aire docto; "nosotros en esta selección no nos sentimos parte de ninguna tradición. Nosotros no pensamos en lo que han hecho otros jugadores. Incluso Podolski y Schweinsteiger se alejan del fútbol racional y tecnocrático hacia las pinceladas coloristas. En esta selección hay futbolistas que se manejan muy bien en la espontaneidad cuando tienen el balón".
Metzelder habla de la final ante España con la sangre fría propia de sus congéneres. "Ellos nos atribuyen unas características que no tienen y que quisieran tener", dice, sobre su rival de hoy. "Nosotros nos parecemos a la Alemania que ganó la Eurocopa de 1996. El objetivo es más importante que el camino. La meta es ganar el torneo, y eso está por encima del brillo y la gloria. Portugal y España son equipos distintos. Ellos quieren imponer su estilo sí o sí".
"El torneo ha sido un enigma", dice. "Salvo España, los demás equipos no han sido constantes. Nosotros, cuando nos olvidamos de nuestra propia identidad, nos equivocamos. Para meternos en el partido debemos jugar al fútbol-fuerza. La alegría y el entusiasmo, en un equipo alemán, tienen un significado distinto a la alegría en un equipo español. Para nosotros alegría es estar muy juntos, ensamblados, muy correosos, buscando el contacto físico en los balones divididos, metiendo la pierna, y sintiendo que tenemos el partido agarrado. Nos gusta partir de víctimas. España es favorita".
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