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JUEGO DE PELOTA | EUROCOPA 2008 | La otra mirada
Columna
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Chéjov aconseja

Soledad Gallego-Díaz

A los rusos hay que tenerles mucho respeto. Basta con leer su literatura. Dicen que en la adolescencia hay pocas cosas que te puedan hacer sufrir y disfrutar tanto como un complicado partido de fútbol de tu equipo del alma. Esa debe ser una, pero estoy completamente segura de que la segunda o tercera cosa capaz de llevar a un, o a una, adolescente al arrebato es un libro ruso. Qué placer tropezar con su mundo desordenado, sus protagonistas que no son ni héroes ni villanos, sus grandes escenarios corales... Leer a un ruso no tenía nada que ver con leer a un francés o a un inglés. Uno caía en sus manos inocentemente y necesitaba años para liberarse de la necesidad de leerles. Gente que vive y escribe así merece respeto.

Los rusos saltan al campo como se incorporaban al frente en 'Vida y destino': sin aspavientos, tozudos, duros

No tengo ni idea de lo que hace falta para enfrentarse a ellos desde el punto de vista de la estrategia o de la técnica futbolística. Estoy segura, sin embargo, de que presentarán un equipo orgulloso hasta la médula, que saltará al campo de juego como se incorporaban al frente en Vida y destino: sin aspavientos, fuertes, tozudos y deseando acabar cuánto antes.

Antón Chéjov, que escribió cuentos y obras de teatro de esas que te pueden arrebatar a los 16 años, odiaba la manía de complicarse la existencia ante cuestiones peliagudas: cuanto más simplemente las encares, más plácida será tu vida, decía. La verdad es que el consejo no le daba mucho resultado a sus personajes. A la selección rusa, desde que está a su frente Guus Hiddink y sobre todo desde que juega la joya Andréi Arshavin, el rubio del hoyuelo en la barbilla, parece irle mejor.

Claro que a quien más le puede servir este consejo es a la propia selección española. Los jugadores de antes, tipo Raúl, parecían siempre torturados... que si problemas de identidad, que si vida interior... Daba la impresión de que se levantaban de la cama todos los días en los hoteles de concentración preguntándose ¿quién soy? ¿qué significo? ¿adónde voy? Como es lógico, cuando saltaban al terreno de juego ya estaban hechos puré.

Los nuevos, los de ahora, tipo Senna o Cazorla, son más del gusto de Chéjov. Son simpáticos, salen hechos un pincel, incluso con buena cara, y encaran el partido del modo más simple posible. Cuando parecen hechos puré es cuando acaba el partido, de todo lo que han corrido y peleado. Incluso a Cesc o a Torres parece gustarles la idea de no complicarse demasiado la existencia.

Es posible que haya sido Luis Aragonés quien les haya quitado, a gritos y con cierta mala leche, los problemas metafísicos, reduciéndoles a la simple y agradable condición de jóvenes jugadores de fútbol. Quizás ese estado de ánimo valga para ganar a los rusos. Desde luego, quien no se ha sacudido el sufrimiento existencial es Aragonés,que cada día tiene cara de pasarlo peor.

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