"No vamos al centro, estamos en él desde hace muchos años"

Apenas siete líneas en un discurso de 26 páginas. José María Aznar, presidente de honor del PP, sólo aludió directamente a Mariano Rajoy para darle un "respaldo responsable" con advertencia incluida: debe "contar con todos los mejores". Aznar utilizó su intervención para desautorizar los argumentos de los que exigen un cambio para centrar el partido. "No tenemos que avergonzarnos de nada ni podemos ser el partido que le gustaría a nuestros adversarios", proclamó.

- No pido nada, no juego a nada. "Soy uno de los 750.000 militantes de este gran partido. Y soy, creo haberlo demostrado, un disciplinado militante que no aspira a nada, que no pide nada, que no juega a nada".

- Una deuda con San Gil. "Permitidme recordar aquí a dos compañeros excepcionales. A María San Gil y a José Antonio Ortega Lara [que anunció su baja del partido tras la renuncia de San Gil a seguir como presidenta del PP vasco]. Yo, personalmente, tengo una deuda de afecto con ellos, pero todos tenemos una deuda impagable de agradecimiento en este partido del que deben seguir formando parte".

- "No podemos ignorar a los que nos votan". "No ganaremos si pensamos que podemos ignorar a los que ya nos votan. Porque los votos nadie los tiene en propiedad. Nosotros tampoco. Sabéis que siempre he creído que ungran partido como el nuestro, que está al servicio de España, no puede ser nunca el proyecto personal de nadie. Tanto lo he creído que, justamente por eso, renuncié a la presidencia de nuestro partido cuando cumplí mi palabra de no estar más de ocho años en la presidencia del Gobierno".

- "Estamos en el centro". "Nunca he comprendido y sigo sin comprender esa idea del centro como el final imposible de un viaje interminable. Nadie nos tiene que enseñar el camino del centro. No vamos al centro, estamos en el centro desde hace muchos años. Como mínimo, desde 1989, cuando refundamos nuestro partido como un partido grande y abierto que buscó y obtuvo el respaldo mayoritario de los españoles, y que gobernó España durante ocho años".

- Antipáticos. "En 1996 llegamos al Gobierno porque ofrecimos un proyecto solvente que merecía confianza. También entonces a algunos les parecíamos tan antipáticos como incapaces de gobernar. Primero ganamos las elecciones y, después, gobernamos con diálogo y acuerdos. Por ese orden, que no se nos olvide. Llegamos a acuerdos para hacer más fuerte a España, no para debilitarla como hace el socialismo simpático".

- Primer aviso ante la reorganización. "En estos momentos, cuando nuestro partido se reorganiza, quiero compartir con vosotros cuatro reflexiones: La primera es el reconocimiento al equipo que ha dirigido nuestro partido desde 2004".

- Respaldo responsable. "Mi respaldo responsable a quien va a continuar en los próximos años con esa tarea de dirigir nuestro partido. Mariano Rajoy, si le dais vuestra confianza, tiene ante sí una gran responsabilidad. Requiere, en idéntica medida, la ayuda de todos y que todos sean convocados a ese objetivo. Un objetivo que ha de contar con todos y con los mejores".

- "Nadie debe quedar en el camino". "No nos equivoquemos sobre el sentido de la renovación. Siempre he dicho: cuando vayas avanzando procura que cada vez veas más gente siguiéndote. Nadie debe quedar por el camino".

- Antiguo y rancio. "Nunca debemos aceptar representar un proyecto político rehén de querellas territoriales. No hay nada más antiguo y más rancio que poner los territorios por delante de las personas. Nada más reñido con la modernidad que convertir la diferencia en desigualdad, y hacer de la singularidad un privilegio".

- Renovación con inteligencia. "Renovemos nuestro partido para mejorar nuestro proyecto. Con inteligencia. ¿Qué sentido tendría renunciar a un proyecto de éxito y solvente como el nuestro? Nuestro objetivo no es heredar a la izquierda, sino ganarle en las urnas y sustituirla democráticamente".

- "No avergonzarnos". "No tenemos que avergonzarnos de nada. Al contrario. Si nos hubiéramos avergonzado, hoy estaríamos echando el cierre al Partido Popular. ¿Estábamos equivocados cuando nos opusimos a la negociación política del Gobierno con los terroristas? ¿Éramos unos radicales cuando denunciamos que, de la mano de esa negociación, los terroristas -sin dejar de serlo- estaban volviendo a las instituciones? ¿Éramos unos alarmistas cuando advertimos de las negativas consecuencias de la política de 'papeles para todos' del socialismo, que ya no parece tan simpático?".